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Neurólogo y cardiólogo. O las dos cosas

En uno de los cursos de verano que imparte cada año en la UIMP de Santander el doctor Valentín Fuster, el cardiólogo alertó sobre la transcendencia que la patología cardiovascular puede tener cuando se habla de enfermedad de Alzheimer. Fue hace tiempo ya. Los datos de alguno de los estudios que Fuster tenia en esa época en marcha establecían una relación estrecha entre la hipertensión, la enfermedad de los pequeños vasos del cerebro y la demencia descrita por Alzheimer, una epidemia que azota a la mayoría de los países en los que el porcentaje de población mayor está aumentando.

La insistencia del director del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares español en ligar enfermedad de arterias y arteriolas con el Alzheimer iba más allá del desafío científico que supone profundizar en las razones de una patología de enorme prevalencia y formidable coste en sufrimiento y euros como es el Alzheimer. Ahondar en la bilateralidad que se establece entre la neurología y la cardiología equivaldría también a destacar que, si esa relación acaba demostrándose, la promoción de la salud cardiovascular tendría un objetivo más amplio que el de únicamente proteger a los vasos sanguíneos.

En el último número de la revista Alzheimer&Dementia se publica un trabajo cuyo primer firmante es la doctora Heather Snyder -directora científica la Asociacion de Alzheimer en EEUU-, en el que se revisa precisamente el papel de los vasos sanguíneos en ese tipo de demencia. El escrito cuenta con el apoyo de los famosos Institutos Nacionales de la Salud de EEUU.

"Sabemos a nivel de observación que la enfermedad vascular aumenta el riesgo de padecer Alzheimer pero aún desconocemos los mecanismos moleculares que ligan una patología con otra" opina Snyder. Se conoce que existen demencias que son fundamentalmente vasculares pero hay aún lagunas a la hora de entender el verdadero papel de los vasos sanguíneos en el entramado patológico que caracteriza al Alzheimer.

La buena noticia es que los científicos ahora están dispuestos a profundizar muy seriamente en el conocimiento de esa posible relación. "Afortunadamente hay ya financiación suficiente para ese propósito" afirma Snyder.

Las líneas de investigación que se abrirán pronto tendrán que ver con diabetes, resistencia a la insulina, enfermedad vascular y demencias así como con tratar de desentrañar cuales serían los factores genéticos que influyen en los procesos vasculares y los cambios cerebrales.

También se estudiará la respuesta inmune sobre el flujo sanguíneo cerebral y el papel de los lípidos en la "limpieza" de las placas de sustancia amiloide típicas del Alzheimer.

Luego, si los datos sugieren no solo casualidad entre una cosa y otra si no también causalidad, se abordarán trabajos dirigidos a evaluar el papel preventivo neurológico de la promoción de la salud cardiovascular.

Fuente: elmundo.es

Con la colaboración de