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Nuevo biomarcador para predecir la evolución del alzheimer

Con una precisión del 90% puede ayudar al diagnóstico precoz de la enfermedad gracias al uso de la magnetoencefalografía

El estudio del volumen de materia gris cerebral mediante técnicas de neuroimagen, combinado con la magnetoencefalografía y con los pruebas neuropsicológicas, permite realizar un diagnóstico temprano de la enfermedad de alzheimer y de su evolución en los pacientes, según un estudio realizado en el Centro de Tecnología Biomédica de la Universidad Politécnica de Madrid (CTB-UPM). Con este método, la precisión para distinguir entre los pacientes que desarrollaron alzheimer de aquellos que no padecieron la enfermedad es del 90%, debido a que los pacientes muestran diferencias en su actividad cerebral y en los resultados de los test neuropsicológicos, incluso en las primeras etapas de la enfermedad.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores María Eugenia López y Ricardo Bruña analizaron la actividad cerebral, el volumen de determinadas áreas cerebrales y las puntuaciones en varias pruebas neuropsicológicas. El estudio se realizó con 19 sujetos diagnosticados con deterioro cognitivo leve, uno de los primeros síntomas de la enfermedad, que un año después, en promedio, desarrollaron alzheimer. Luego se comparó con la de 30 sujetos diagnosticados también con deterioro cognitivo leve que no desarrollaron la enfermedad.

“Nuestro trabajo parece indicar que la magnetoencefalografía es un potencial biomarcador para determinar la probabilidad de evolución a EA de pacientes diagnosticados como el deterioro cognitivo leve, lo que podría permitir el inicio de un potencial tratamiento paliativo en estadíos iniciales de la enfermedad”, explica López.

Los investigadores afirman que encontraron diferencias entre ambos grupos de pacientes en el volumen de la corteza entorrinal (relacionada con la memoria) y en los resultados de pruebas neuropsicológicas (también relacionadas con memoria, y con la función ejecutiva). También se hallaron anomalías en la forma en que la corteza cingulada (una región del cerebro relacionada con la toma de decisiones o la motivación, entre otras) se comunica con regiones posteriores del cerebro.

En la investigación, publicada en la revista Journal of Neuroscience, participaron investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), con una larga trayectoria en el estudio del envejecimiento, y de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), expertos en el análisis de datos, del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y del Centro de Prevención de Deterioro Cognitivo del Ayuntamiento de Madrid.

Fuente: diariovasco.com

Con la colaboración de