Investigadores de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) han aportado pruebas convincentes de que un análisis de sangre desarrollado puede detectar la enfermedad de Alzheimer en sus primeras etapas y seguir su curso, lo que tiene importantes repercusiones para un posible uso en la práctica clínica y en los ensayos.
Tras décadas de investigación, ahora sabemos que los problemas de memoria relacionados con la enfermedad de Alzheimer son solo la punta del iceberg de los procesos degenerativos subyacentes en el cerebro que se han ido desarrollando silenciosamente durante años o incluso décadas.
Estos procesos son el resultado de la agregación anormal de las proteínas amiloide y tau en el cerebro. Hasta hace poco, solo era posible detectar estos agregados de proteínas en los cerebros de los pacientes fallecidos en la autopsia.
Más información: Redacción Médica