Con el estallido de la pandemia, perdieron de un plumazo todas las rutinas que les ayudaban a sobrellevar el día a día. A ellos y a sus familias. La asociación de familiares de enfermos de alzhéimer y otras demencias de O Morrazo, Afamo, se vio obligada a suspender los servicios que ofrecía en su centro de día pero, lejos de cruzarse de brazos, optó por reinventarse. El 27 de abril pusieron en marcha un programa gratuito de estimulación integral en el domicilio de los pacientes, para lo cual se formaron en prevención de riesgos.
Desde entonces, endulzan la situación de 58 de los 104 usuarios que antes acudían a la entidad.«En un primer momento, a nivel cognitivo nos encontramos a los pacientes bastante más desorientados de lo que lo estaban antes del confinamiento», explica Rocío Romero, psicóloga de Afamo. A nivel emocional, la apatía era el síntoma principal, lo cual los convertía en más dependientes, si cabe, de la persona cuidadora. Por eso las técnicas que pusieron en práctica fueron la estimulación cognitiva y funcional. Se trata de una forma de mantener o mejorar el funcionamiento de los procesos mentales «mediante ejercicios de memoria, musicoterapia o cálculo», apunta Rocío.
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