Desde hace tiempo el debate sobre la situación de las pensiones públicas españolas viene avivándose entre la opinión pública. Los medios de comunicación se hacen eco de la situación y sus artículos suelen ser de lo más leído y comentado. Ante este interés nuestros responsable políticos también comienzan a mostrar atención. La jubilación ha pasado a ser uno de sus temas de trabajo y por tanto de elaboración de propuestas.
Algunas figuras políticas muy relevantes o mediáticas comentan que esta renovada atención se debe a que estamos en la llamada campaña de los planes y fondos de pensiones por parte de las aseguradoras y entidades financieras. Dicen también que las pensiones están garantizadas y los actuales pensionistas no se deben preocupar.
Desde luego no mienten cuando dicen que las pensiones están garantizadas; estoy totalmente de acuerdo en que los pensionistas actuales van a seguir cobrando. Lo que callan, al menos ocultan, y nos hurtan es: ¿cuánto van a cobrar de pensión?; ¿cuál va a ser la pérdida de poder adquisitivo en los próximos años de los actuales jubilados? Ésa es sin lugar a dudas la cuestión que afecta a nuestros actuales pensionistas: el importe de la pensión. Los medios de comunicación y la opinión pública deberían centrar su foco y sus preguntas en la cuantía, no en si se va a cobrar o no. Insisto las pensiones están garantizadas, sin embargo la actual brecha entre ingresos y gastos, lleva a que la denominada hucha de las pensiones se quede sin fondos en diciembre de 2017.
El problema de conocer cuál va a ser el importe de la pensión que actualmente se cobra es el desafío de corto y medio plazo al que se debe hacer frente. Hay otra cuestión y, ésta es a medio y largo plazo, en este caso se trata de cuál es el modelo de previsión social pública que este país va a instaurar.
España es uno de los países donde el envejecimiento de la población es más acusado. En muy breve plazo España estará entre los países de los países más envejecidos del mundo. Además las previsiones en materia de evolución de la población activa no son muy halagüeñas, estando nuevamente a la cabeza de los países con caída de la misma. En este aspecto de medio y largo plazo, la cuestión es el modelo de pensión. ¿Será asistencial, contributiva, una mezcla de ambas?
Cuando hablamos por tanto de pensiones tenemos dos niveles diferentes de problemas, como comentaba, en el corto plazo la financiación de las pensiones actuales y su cuantía; por otro y más a largo plazo el modelo de pensiones. Pero hay un ámbito que en mi opinión no se está recogiendo en todas su importancia entre las preocupaciones que afectan a la Seguridad Social. Esta cuestión es el gasto sanitario.
El mayor porcentaje del mismo se produce en los últimos años de la vida de una persona. En la actualidad nuestro modelo es ampliamente generoso en este sentido. Cierto que existe un copago como es la no cobertura de determinado aspectos médicos o asistenciales, pero insisto es bastante generoso. Sin embargo el envejecimiento de la población no solo afecta al tema de las pensiones, sino a otros aspectos. España es de los países con una mayor esperanza de vida, la cual además va aumentando paulatinamente. Este aumento de años de vida incide en necesidades de medicamentos, tratamientos paliativos y dependencia. El coste no es nada baladí. Enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer, si lo médicos están en lo cierto, se generalizarán entre nuestros mayores y el coste para los tratamientos de los mismos debe ser también una preocupación de nuestros políticos, pues incidirá en el gasto público.
Como siempre, para abordar los problemas y ,como vemos en el caso de la Seguridad Social, si los mismos tienen diferentes formas, la tentación de algún político puede ser el de incrementar la recaudación, es decir, pagar más impuestos. En este sentido es importante tener en cuenta que la capacidad de elevar tributación, especialmente en las rentas de trabajo, es ya muy limitado y así nos lo vienen manifestando los asesores fiscales. Se puede pedir un aumento de las cotizaciones sociales, sin embargo este aumento repercutirá en los niveles de empleo. Un mayor encarecimiento puede provocar una absorción de desempleados mucho más lenta, algo muy preocupante cuando nuestras tasas de desempleo son absolutamente ofensivas para un país que es la cuarta economía del área euro.
En muchas ocasiones vengo manifestando que, en mi opinión, el reto más grave al que se enfrenta nuestra economía, pero que hago extensivo a otros países incluido China, es el envejecimiento de la población. En el tema de pensiones y el impacto en la Seguridad Social, el envejecimiento de la población es muy importante. Ver el asunto desde una perspectiva más amplia que vaya más allá de discernir como hacer frente al pago de pensiones actuales, es fundamental.
Esperemos de nuestros políticos que su mira sea mucho más amplia y tengan una conciencia de 360 grados del problema. Esperemos que se alejen los enfrentamientos partidistas y tengan sentido de estado. Esperemos que lo importante sea una visión a largo plazo, no de corto plazo. Por supuesto esperemos que ante el desafío que supone vayan mucho más allá de contemplar que la solución es una subida de impuestos. El problema es de envejecimiento de la población. Es necesario más estudios sobre el envejecimiento de la población y sus efectos integrales, no solo estudios de pensiones.
Fuente: El Economista