Por suerte para el resto de personas, algunos personas con la enfermedad de Alzheimer son tan generosas que no dudan en prestar su cuerpo para el estudio y tratar de buscar un remedio a una enfermedad que es conocida como la epidemia silenciosa del siglo XXI y que solo en Gipuzkoa afecta a más de 12.000 personas.
¿Estaría dispuesto a participar en el ensayo clínico de un medicamento para una enfermedad que por el momento no tiene cura, que le exigiera el compromiso de acudir todos los meses durante unos cuatro años a realizar diferentes pruebas médicas, algunas de ellas con posibles efectos secundarios, sin saber si los resultados del mismo serán positivos?
Puede parecer una pregunta con difícil respuesta, más si hablamos de pacientes que padecen alzhéimer. No es sencillo encontrar personas dispuestas a sacrificar parte de su tiempo para participar en una investigación que trata de probar la eficacia de un tratamiento para esa enfermedad sin garantías de que dará resultado.
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