En animales de experimentación, la ausencia de bacterias intestinales se asoció a menor acumulación de proteínas tóxicas vinculadas al origen del alzhéimer. Los investigadores tienen la hipótesis de que la microbiota influye en el desarrollo de las enfermedades neurodegenerativas.
¿Quién iba a decir que ese montón de bichos que llevamos dentro iba a generar tanto jaleo? Con perdón de los microbiólogos, que mucho quieren sus bichos, pero a los demás nos tiene de asombro en asombro como el ejército de bacterias, hongos y demás microrganismo que llevamos en nuestro intestino—lo que se conoce como microbiota— puede influir en tantas cosas.
En la enfermedad de Parkinson pocos dudan que tiene mucho que ver, se ha relacionado además con la esclerosis múltiple, con la esclerosis lateral amiotrófica, con la depresión, el estrés, la obesidad, la diabetes….¿Más? Mira que podemos seguir.
El alzhéimer difícilmente podía quedarse fuera de estas hipótesis. Un grupo de investigadores de la prestigiosa universidad sueca de Lund publicó recientemente un artículo en la revista Nature en el que hablan de un posible vínculo entre el alzhéimer y la microbiota intestinal. Eso sí, por el momento solo en animales de experimentación.
Qué encontraron en el ensayo que habla a favor de la relación alzhéimer y microbiota.
Los científicos estudiaron a grupos de ratones sanos y otros modificados genéticamente para desarrollar signos típicos de la enfermedad de Alzheimer. Encontraron que la composición de la microbiota de los ratones sanos y los enfermos difería notablemente.
En otro punto de la investigación analizaron a ratones modelos de alzhéimer, pero carentes de gérmenes ¿Y qué encontraron? Que en estos ratones, aun siendo diseñados para producir una cantidad excesiva de proteína tóxica, esta se acumulaba menos en el cerebro.
Con lo anterior no terminó el estudio, todavía hicieron algo más: contaminaron a los ratones libres de gérmenes con bacterias intestinales de los ratones modelos de alzhéimer y ocurrió lo que imaginas; más acumulación de beta amiloide (la proteína tóxica de la que te hemos venido hablando).
¿Y qué aplicaciones potenciales puede tener esto?
Según una de las autoras del estudio, la Dra. Frida Fåk Hållenius, citada en un comunicado de prensa de la Universidad de Lund:
Los resultados significan que ahora podemos comenzar a investigar formas de prevenir la enfermedad y retrasar su inicio.
Aunque si dudas ella es la experta, la frase puede pecar de un optimismo excesivo. Por el momento los investigadores van a seguir intentando descifrar el vínculo entre el alzhéimer y la microbiota. También van a orientarse a la búsqueda de estrategias terapéuticas que logren modular la composición de la microbiota a través de la dieta y probióticos.
Recientemente, en nuestra web informamos de un pequeño ensayo clínico que encontró ligeras mejorías en enfermos de alzhéimer que se sometieron a un régimen con probióticos, esos productos tan populares que venden en el súper y que contienen bacterias beneficiosas para nuestra flora intestinal.
Por el momento son pequeños pasos, aunque es una línea de investigación—la del alzhéimer y la microbiota—que ha tomado mucho impulso recientemente y seguirá avanzando.
Fuente: 2ti.es