La contaminación se ha convertido en el caballo de batalla del siglo XXI. Con más de la mitad de la población mundial concentrada en las ciudades, millones de vidas están en peligro por la nefasta calidad del aire. Terminar con la contaminación es, actualmente, una necesidad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la polución atmosférica provoca cada año 3,7 millones de defunciones prematuras. Esto significa que es el detonante de más muertes que las causadas por el sida y la malaria juntas. Por ello, ha sido considerada como uno de los mayores retos de la salud pública.
Se ha demostrado que existe un vínculo directo entre la polución y las enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Incluso se han probado sus efectos dañinos durante el embarazo, la infancia y, más tarde, su relación con trastornos del sueño, alergias, tumores e ictus
cerebrales. Sin embargo, es la primera vez que un estudio revela que las minúsculas partículas magnéticas procedentes del aire contaminado se abren hueco en el cerebro.
Un equipo de científicos de la Universidad Lancaster en Reino Unido ha detectado la abundante presencia de nanopartículas tóxicas en el tejido cerebral de enfermos de Alzheimer que viven en ciudades altamente contaminadas. Para la investigación, se recogieron muestras de tejido cerebral de 37 personas fallecidas entre los 3 y los 92 años que habían residido en Manchester y Ciudad de México. Los resultados revelaron pequeñas partículas tóxicas de óxido de hierro, conocido como magnetita, que se encuentran en el aire contaminado debido a los procesos de combustión y fricción de materiales comunes en las grandes ciudades. La magnetita se produce de manera natural en nuestro cerebro. Estas partículas tienen forma de pequeños cristales, en cambio, la mayoría de las encontradas en el estudio son esféricas y están acompañadas de nanopartículas de otros materiales de transición como el cobalto, el platino o el níquel.
Una presencia tóxica
Por cada partícula natural de magnetita se han hallado 100 partículas procedentes de la polución. Su presencia en el cerebro es preocupantemente tóxica ya que causa especies reactivas de oxígeno que provocan el envejecimiento cerebral, incrementando el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Más de 35 millones de personas en todo el mundo sufren algún tipo de demencia, siendo el Alzheimer la causa más común. Cada año se detectan casi cinco millones de nuevos casos, o lo que es igual, cada siete segundos se diagnostica a un nuevo enfermo de Alzheimer.
Más de 37.000 millones de euros anuales se invierten en los enfermos que la padecen y debido al gran incremento de la enfermedad, para el año 2050 habrá más de 100 millones de casos si no se toman medidas. La preocupación por la mala calidad del aire aumenta en el plano global, mientras, el 40% de los españoles respira niveles de polución por encima de lo establecido. España soporta una contaminación que no solo daña la salud vegetal y excede los valores límite establecidos por la OMS, también atenta contra la salud humana cobrándose más de 25.000 muertes prematuras por afecciones derivadas de la contaminación del aire, según la Agencia Europea del Medio Ambiente.
Sería necesario realizar un importante cambio hacia las medidas de crecimiento verde que ya están en funcionamiento en muchos países para promover y premiar el uso de energías renovables. Los responsables políticos deben establecer un umbral de exposición a agentes contaminantes ya que tras medio siglo luchando contra el problema de la contaminación, parece que se necesitan leyes y no solo acuerdos voluntarios.
Fuente: tiempodehoy.com