La salud bucodental está estrechamente relacionada con el estado general de salud. No se trata únicamente de que podamos sufrir caries, gingivitis u otras patologías orales, sino de que una boca enferma puede desencadenar enfermedades ‘a distancia’ en otros órganos del cuerpo, como los pulmones, los riñones o el corazón. La razón la encontramos en las bacterias. Más de 700 especies diferentes colonizan nuestra boca, y en cada milímetro de saliva puede haber entre 10 y 100 millones de microorganismos. Se trata de un auténtico ecosistema en el que deben coexistir en equilibrio tanto las bacterias beneficiosas como las patógenas. El problema surge cuando esos microorganismos se desplazan por el torrente sanguíneo y llegan a otras partes del cuerpo.
Pero perder una pieza dental no es lo peor que nos podría pasar. Como hemos dicho, estos gérmenes saldrán de la boca y llegarán a órganos muy diversos. Así, recientemente se ha publicado una investigación que relaciona esta enfermedad de las encías con el Alzheimer. Es cierto que hay una barrera que protege al encéfalo de la entrada de gérmenes y tóxicos; no obstante, en situaciones de inflamación de bajo grado persistente esta barrera puede verse afectada y permitir el paso a estas bacterias. Así, por ejemplo, en pacientes aquejados de Alzheimer se han detectado niveles elevados de dos bacterias muy implicadas en la enfermedad periodontal (‘Porhyromonas gingivalis’ y ‘Treponema denticola’). Diferentes investigaciones sugieren que la periodontitis podría acelerar hasta seis veces la evolución del Alzheimer.
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