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Por qué no hemos conseguido acabar con la enfermedad de Alzheimer

La semana pasada, la farmacéutica Roche anunció que detenía dos grandes ensayos mundiales con el crenezumab por no cumplir las expectativas. El fracaso de Roche se une al de muchas otras compañías con sus moléculas contra el Alzheimer. En 2018, Lilly anunció que su ensayo con un fármaco para limpiar las placas de proteína amiloide en el cerebro había fracasado. Otras compañías como Merck, Biogen o Prana Biotech han tenido que abandonar fármacos prometedores y en enero del año pasado Pfizer anunció que no investigaría más fármacos contra el Alzheimer para centrarse en dolencias donde sus inversiones fuesen más productivas.

Años de contratiempos han incrementado el interés por interpretaciones alternativas sobre el origen de la enfermedad. Estudios recientes han encontrado vínculos entre el Alzheimer e infecciones por hongos, por los virus del herpes o bacterias que causan infecciones de encías. Sin embargo, según explica José Luis Molinuevo, director del Barcelonaβeta Brain Research Center, el instituto de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, “la realidad detrás de todo esto es que [el origen] el Alzheimer es sumamente complejo y su inicio se puede precipitar por diferentes situaciones y agentes de riesgo. No es descartable que el equilibrio que existe en el cerebro donde todos metabolizamos de forma normal la proteína precursora del amiloide se rompa, entre otros factores, por las infecciones”, continúa. “Pero sería uno de muchos factores que empiezan a producir la enfermedad veinte años antes de que aparezcan los síntomas”, añade.

Para más información: El País

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