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¿Qué sabes de tu memoria?

¿La agenda del móvil te hace olvidadiza? ¿Las sardinas te ayudan a no perder las llaves? Descubre cómo funciona tu retentiva. Y no lo olvides.

Uno de los miedos más comunes del ser humano es el de perder la memoria; los recuerdos nos definen y marcan nuestros actos y forma de ser. Pero aún nos queda mucho por saber cómo funcionan. Por eso hemos puesto a prueba algunas de las afirmaciones más populares. ¿Son ciertas o no? El dr. Domènec Gil Saladié, responsable del servicio de Neurología del Instituto Neurológico de la Memoria, nos responde.

"Con la edad, recordamos menos".

Cierto. El principal problema no es tanto recordar como el almacenar nuevos recuerdos. Igual que los niños son esponjas a la hora de aprender, a las personas mayores les cuesta más recordar lo aprendido. "Se podría decir que, en general, una persona de más de 70 años no podría estudiar una carrera de cierta complejidad", afirma el dr. Domènec Gil Saladié, quien especifica que esta dificultad se produce, sobre todo, a la hora de rememorar experiencias personales y sucesos específicos y de almacenar conceptos nuevos. Es decir, a las personas, a partir de determinada edad, les cuesta recordar qué sucedió, cuándo sucedió o quién se lo dijo. Además, añade el experto, "las lesiones y las intervenciones quirúrgicas que afectan a ciertas partes del cerebro (el diencéfalo) nos han permitido descubrir dónde reside la memoria y, a la vez, hemos deducido que estas áreas también se ven implicadas en el envejecimiento". Aunque, de no haber alguna enfermedad, esto no debería tener grandes consecuencias. El envejecimiento se asocia a una reducción de la región prefrontal más que al descenso del número de neuronas, lo que afectaría a la capacidad de recordar cuándo se adquirió un recuerdo y a la memoria a corto plazo (30 segundos).

"La tecnología merma la memorización".

Falso. El dr. Gil no considera que se pueda echar la culpa a la tecnología de nuestra incapacidad para recordar el teléfono de todos nuestros amigos de Facebook, aunque las máquinas se encarguen de aquello que antes debíamos hacer mentalmente, como el cálculo. "Lo importante es trabajar con el cerebro de una manera o de otra. En la actualidad, tenemos otras cosas y formas de aprender en las que hay que utilizar la memoria, como en cualquier aprendizaje", añade.

"El estrés puede afectar a la memoria".

Cierto. No le afecta directamente, pero sí puede interferir, porque cuando utilizamos la memoria necesitamos ejercer otra función conjunta que es la capacidad de atención. En los casos de estrés o depresión, la concentración puede disminuir y así distorsionar la capacidad de recordar. Pero, una vez superado el periodo de estrés o depresión, la memoria vuelve a su rendimiento anterior. Aunque hay elementos de nuestra forma de vida, y no solo el estrés, que le afectan: el tabaco, la obesidad y una diabetes mal controlada pueden provocar microinfartos y lesiones cerebrales que, a la larga, merman nuestra capacidad cognitiva.

"La retentiva se pierde si no se ejercita".

Cierto. La memoria es una función cerebral que, si no se ejercita, disminuye su rendimiento. "Sobre todo en el caso de los niños, cuyo cerebro está esbozando las funciones que desarrollará", explica el dr. Gil. Aunque las personas mayores tienen menos potencial para aprender cosas nuevas, el experto les recomienda practicar actividad mental y física ya que ayudan "a mejorar las funciones cognitivas de las personas". No obstante, este neurólogo apunta que todos nacemos con unas capacidades mentales determinadas. "En relación a la memoria o la capacidad de retentiva, depende de la base estructural neuronal de ciertas partes del cerebro (principalmente, el lóbulo temporal y el frontal) que seamos más capaces de retener o no la información", afirma. La capacidad de memorizar de cada uno es pues, una combinación de la capacidad innata que tengamos y de cómo la desarrollemos.

"Comer sardinas es bueno para mantenerla".

Falso. "Hoy sabemos que no tenemos ningún alimento concreto que nos favorezca lo suficiente como para ganar en memoria", sostiene rotundo el dr. Gil. No obstante, un déficit de vitamina B12 o de ácido fólico, entre otras causas, puede generar problemas para recordar.

"Nuestra memoria puede ser infinita".

Falso. Cada persona tiene una capacidad diferente para recordar cosas, pero incluso las personas más dotadas tienen un límite, de forma que el cerebro selecciona la información que recibe a través de los años y aparca o borra datos antiguos para dar paso a las nuevas experiencias. El doctor Gil lo ejemplifica con la enfermedad de Alzheimer, en la que "los enfermos empiezan a no retener información, pero, en cambio, pueden recordar hechos antiguos". El psiquiatra Luis Rojas Marcos, autor de 'Eres tu memoria' (Ed. Espasa), explica: "Se renueva y borra continuamente información, bien porque no la usamos, bien porque, consciente o inconscientemente, decidimos eliminarla". El cerebro decide si merece la pena o no conservar un recuerdo y actúa. Para Rojas Marcos, las personas que tienen una retentiva extraordinaria sienten que esa capacidad es un martirio: "No les es nada fácil pensar, porque esto requiere analizar, ignorar pormenores, generalizar o abstraer, y su mente, constantemente ocupada, no les permite escaparse de las minucias del pasado". El olvido, pues, es necesario, para cuestiones tan básicas como aliviar la tristeza por la pérdida de un ser querido.

Videojuegos para mantener vivos los recuerdos

Un estudio realizado conjuntamente por la Universidad de Salamanca y la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de esta provincia comprobó que el famoso juego Big Brain Academy era más efectivo que un programa de estimulación tradicional de lápiz y papel para retrasar los síntomas de esta enfermedad neurológica. Para comprobarlo se dividió a los pacientes en tres grupos, uno jugó a este videojuego, otro se dedicó a los ejercicios habituales con lápiz y papel y otro no recibió tratamiento. Se comprobó que en el primer grupo se ralentizó el declive propio de la enfermedad.

Fuente: hoymujer.com

Con la colaboración de