Tras dos años de trabajo, investigadores del Instituto de Oncología Vall de'Hebron (VHIO) han descubierto cómo identificar tumores cerebrales sin tener que abrir el cráneo, como se hace hasta ahora, si es que se puede. Porque en ocasiones hacer una biopsia resulta tan arriesgado que se duda si realizarla al paciente. La nueva técnica sirve además para hacer seguimiento al tumor o ver mutaciones genéticas que pueden orientar una terapia u otra. Detrás de este trabajo, publicado en la revista 'Nature Communications', hay una donostiarra. Regina Mayor es la segunda investigadora del equipo que lidera Joan Seoano. Tras licenciarse en Biología en la Universidad de Navarra se trasladó a Barcelona para realizar el doctorado. Ahora investiga en el VHIO. Neurocirujanos, oncólogos y, sobre todo, los pacientes, han acogido con entusiasmo la alternativa, mucho menos invasiva, de la punción lumbar.
- ¿Hasta ahora qué aplicación han tenido las biopsias líquidas?
- Cuando se hablaba de biopsias líquidas era siempre en referencia al plasma. Hacer una extracción de sangre y analizar el plasma para buscar células tumorales. El plasma es la parte en la que se encuentra el ADN de las células que se van rompiendo en nuestro cuerpo, y que van expulsando ese ADN. Y en el plasma ya se habían hallado restos tumorales. Hasta ahora lo que se llama biopsia líquida se utiliza sobre todo en cáncer de mama, colon y pulmón.
«Muchas veces no se hace la biopsia porque se puede acabar dañando el habla, la vista...»
«Con la punción se ve antes que en una resonancia si el tumor ha vuelto a aparecer»
- ¿Y los tumores cerebrales no se pueden detectar en plasma?
- No, porque hay una barrera hematoencefálica que no deja que pasen tan bien las células tumorales a la sangre. Debido a esa barrera veíamos que la cantidad de ADN en la sangre no era tan elevada como en otros casos tumorales, por lo que había que buscar otra prueba que evitara la biopsia.
- Porque las biopsias de tumores cerebrales son muy invasivas...
- Sí, es una intervención en la que se tiene que abrir el cráneo para coger un trocito y analizarlo. Pero es que muchas veces no se puede hacer la biopsia por el sitio en el que está localizado el tumor por el riesgo de dañar otras zonas que acaban afectando al habla, a la vista, a funciones motoras... Muchas veces, el tratamiento se aplica sin realizar la biopsia porque es muy arriesgada.
- ¿Y en el líquido cefalorraquídeo sí han hallado esos marcadores tumorales?
- En ese líquido que baña toda la parte del cerebro y baja por al médula espinal, por lo que se puede obtener haciendo una punción lumbar, hemos encontrado una gran cantidad de ADN tumoral. No somos los primeros en ver que en ese líquido hay células tumorales, eso ya se había descrito antes. Lo que nunca se había hecho es un estudio comparando de que en el líquido cefalorraquídeo se puede detectar más ADN tumoral que en el plasma, y cómo monitorizarlo, ver la evolución de la enfermedad al cabo del tiempo, algo muy importante. Porque el tumor es muy heterogéneo, y las mutaciones se van modificando. De esta forma, haciendo punciones lumbares al cabo del tiempo puedes ir monitorizando el tumor. Eso es inviable si tienes que abrirle al paciente el cráneo tres, cuatro o cinco veces a lo largo de la enfermedad. La nueva técnica permite poder seguir la enfermedad, ver si se está aplicando la terapia adecuada, cómo reacciona al tratamiento el paciente, cambiarlo si hace falta, porque vemos mutaciones en el ADN y de repente descubren mutaciones nuevas para las que ya hay un terapia.
- ¿Así que con la información que se obtiene con esta técnica se puede ir más allá del diagnóstico?
- Sí, sirve para el diagnóstico precoz, para hacer el pronóstico, monitorizar el tumor y determinar si hay algunas alteraciones que ayuden a elegir un tratamiento específico. Es decir, que hayas visto una mutación en ese paciente concreto que te indique la idoneidad de una terapia específica. Además, lo bueno es que da más información que la biopsia. Porque en una biopsia coges un trocito, que es una parte de un tumor grande, que es muy heterogéneo, que tiene muchas células distintas... Algunas poblaciones tendrán una mutación, otras tendrán otras. En el líquido, lo que ves es como una foto de todo el tumor, es una representación de toda la heterogeneidad. También hemos comprobado otro aspecto importante: es más sencillo que la imagen.
- ¿En qué sentido?
- Normalmente, lo que se hace ahora es una resonancia magnética, y en la imagen se ve el tumor. Se opera para extirparlo pero al cabo del tiempo el tumor vuelve a aparecer. Y esas células tumorales las volvemos a detectar antes en el líquido que en la imagen. No tendrías que esperar a que aparezca en la resonancia, podrías ir haciendo punciones y viendo si hay células tumorales, sin ni siquiera haya síntomas.
- ¿En qué porcentaje se reproducen los tumores cerebrales?
- Altísimo, porque debido a su localización es muy difícil extirparlo en su integridad. Cuando se opera nunca se acaba de limpiar completamente por no quitar también masa cerebral. Entonces, en el 99% de los casos vuelve a aparecer.
- ¿Para qué tipo de tumores cerebrales sirve esta técnica?
- Para todos los tipos. En este estudio hemos analizado a pacientes con glioblastoma, que es un tipo de tumor cerebral muy agresivo, de grado cuatro, el más maligno de todos; también meduloblastomas, que son tumores cerebrales que suelen darse más en niños, que son también agresivos pero con características completamente diferentes; y también metástasis cerebrales en pacientes con cáncer de pulmón o mama que se extiende al cerebro. Hemos estudiado a 23 de pacientes.
- ¿Hay algún límite a la hora de repetir las punciones lumbares?
- Se pueden hacer las que quieras. Es cierto que no es como que te saquen sangre, porque es un pinchazo en la espalda, una aguja muy larga... Evidentemente, no es algo agradable, pero todos los pacientes lo prefieren mil veces a la operación y a que te tengan que abrir el cráneo. Y eso solo para biopsiar.
- ¿Cuándo veremos esta técnica en nuestros hospitales?
- Diría que sería factible que se aplicara de aquí a uno o dos años. Lo estamos explicando en congresos y se está dando a conocer a nivel mundial.
- ¿Se podrán detectar más enfermedades a través del líquido cefalorraquídeo?
- Ya hay trabajos que usan ese líquido para enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, el Parkinson... Son estudios sin publicar en los que se buscan posibles marcadores.
- ¿Y, en general, a través de las biopsias líquidas?
- Creo que sí, sobre todo porque están avanzando muchísimo las técnicas para detectar el ADN en esos fluidos, que es lo que nos faltaba hasta ahora. Siempre ha existido la hipótesis de que eso estaba ahí, pero no teníamos las herramientas para verlo. En nuestro caso, por ejemplo, analizamos las mutaciones de este ADN con una técnica muy sensible que se llama PCR Digital, porque la cantidad de ADN en el líquido es poquita, comparada con la que hay en otros tejidos. Entonces, necesitas una técnica muy sensible que con poquito te detecte las mutaciones.
Fuente: diariovasco.com