El profesor José Manuel Sánchez Ron explica que avances científicos y tecnológicos como la inteligencia artificial o la biomedicina estarán normalizados en las dos próximas décadas, aunque para ello hay que afrontar el reto de unir ética y ciencia.
Sánchez Ron, Doctor por la Universidad de Londres y Catedrático de Historia de la Ciencia en el Departamento de Física Teórica de la Universidad Autónoma de Madrid, ha impartido en Zaragoza la conferencia "Soñadores (ayer y hoy) del futuro" con motivo del X aniversario de la Fundación Zaragoza Ciudad del Conocimiento.
En su intervención ha realizado un repaso por algunas de las predicciones que se hicieron en el pasado en el ámbito científico y tecnológico y con las que se intentaba vaticinar cómo sería el futuro.
Entre ellas ha aludido a Kepler con los vuelos a la Luna; Albert Michelson que anunció grandes principios de la física que están firmemente establecidos; Albert Einstein con su universo relativista; Edwin Hubble con su demostración de la teoría de la expansión del universo; Eric Drexler en nanotecnología, o Nicholas Negroponte, que ya en su libro 'Ser digital' hablaba de la formación de comunidades digitales.
En su intervención también ha analizado el papel de Alan Turing con la inteligencia artificial; Norbert Wiener, el padre de la cibernética, y el de John von Newmann, quienes sentaron las bases sobre las que posteriormente se han hecho las máquinas actuales, además de abordar el mundo de la biología molecular que ha entronado con novelas como 'Frankenstein' o el libro 'Un mundo feliz' en los que aparecían predicciones sobre el ADN o los genomas que luego en la actualidad se han utilizado en la oveja Dolly.
Sánchez Ron ha explicado que "el futuro de que se hablaba ya está aquí. Hemos pasado un cambio de fase y ahora estamos en una nueva fase, en la digitalización, la intercomunicación..." y en la que se están desarrollando las ciencias biomédicas, que "todavía no están suficientemente desarrolladas pero que están penetrando en la sociedad con la biotecnología o la ingeniería genética, que afectará a nuestras vidas".
El profesor ha expuesto que "ya se dispone de medios" para que esa tecnología, por ejemplo en el caso de la biomedicina, "sea más barata y se pueda llevar adelante". No obstante, en esta implantación en la sociedad es preciso asumir una serie de retos, siendo el más importante afrontar "los problemas éticos. Habrá que llegar a un equilibrio entre ética y ciencia".
Sánchez Ron ha señalado que "la ciencia modifica los valores como sucede, por ejemplo, con la terapia génica. Unir la ciencia y la ética es lo más difícil. Los valores son lo más difícil de uniformizar. Hoy en día se tiene acceso a las tecnologías de la comunicación y quien no accede a esa manera de comunicar es por limitaciones sociales, económicas o culturales, pero la tecnología uniformiza".
Un proceso del que ha reiterado que es más difícil en los valores como sucede, por ejemplo, con la religión. "Es difícil implementar códigos morales nacionales y que no se pueden mantener mucho tiempo a nivel internacional porque siempre se puede coger un avión. Hay que establecer códigos éticos generalmente aceptados. Es una importante tarea".
Una unión de ética y de ciencia que permitirá que en las dos o tres próximas décadas áreas como la biotecnología "nos parezcan como una moneda de cambio" en referencia a que formarán parte del día a día.
Sin embargo, la ciencia tendrá ante sí de cara al futuro otros retos como el conocimiento del cerebro. "Es el campo más incierto. Obama en 2013 presentó el sucesor del proyecto Genoma Humano, que es para estudiar el cerebro, las conexiones neuronales, enfermedades como el Alzheimer... Hay un gran proyecto científico, pero llevará tiempo. Si tenemos en cuenta que el genoma humano ha durado más de una década y era más sencillo, el del cerebro durará más".
