Los cuidadores afrontan una importante carga física, psíquica y emocional, de ahí que se hable del “síndrome del cuidador”. Se responsabilizan de la vida de la persona dependiente: medicación, higiene, alimentación y cuidados, y, en ocasiones, son incluso responsables de tomar decisiones por ellos. Conforme se agrava el estado de la persona atendida necesitan dedicar más horas para su cuidado, acaban perdiendo paulatinamente su independencia. En España hay más de dos millones de personas dependientes, dependientes de cuidadores profesionales y no profesionales.
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) y la Fundación Envejecimiento y Salud cifran en 2,3 millones las personas que son dependientes en nuestro país, requieren de la ayuda de un cuidador, que en el 80% de los casos no es profesional. Según el “Estudio de investigación sociosanitaria sobre cuidadores de personas mayores dependientes”, el 88% de los cuidadores en España son mujeres de mediana edad, cuyos problemas más frecuentes suelen estar relacionados con la presión psicológica a la que están sometidas. Se descuidan, se desatienden a sí mismas, se relacionan menos… paralizan o aparcan durante algunos años su “proyecto vital”.
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