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¿Son el cobre y el hierro ingredientes del Mal de Alzheimer?

Dos estudios recientes señalan respectivamente al cobre y al hierro como responsables parciales del Mal de Alzheimer.

El cobre parece ser uno de los principales factores ambientales que provocan la aparición y el avance de la enfermedad de Alzheimer al contribuir a la acumulación nociva de ciertas proteínas en el cerebro. Ésta es la conclusión a la que se ha llegado en un estudio realizado por el equipo de Rashid Deane, profesor en el Centro Médico de la Universidad de Rochester, en Nueva York, Estados Unidos. Los detalles técnicos de este estudio aparecen en la revista académica PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences, o Actas de la Academia Nacional de Ciencias, de Estados Unidos).

El cobre ejerce una función importante y beneficiosa en la conducción de señales por los nervios, el crecimiento de los huesos, la formación de tejido conectivo y la secreción de hormonas. Sin embargo, el nuevo estudio muestra que el cobre también puede acumularse en el cerebro y causar el deterioro de la barrera hematoencefálica (el sistema que filtra qué entra y qué sale del cerebro, protegiendo a éste de muchas amenazas externas), provocando la acumulación tóxica de la proteína beta-amiloide, un subproducto de la actividad celular.

Bajo circunstancias normales, la beta-amiloide es retirada del cerebro por una proteína llamada LRP1. Los investigadores observaron que el cobre sabotea la función de la LRP1 a través de un proceso de oxidación lo que, a su vez, impide la eliminación de la beta-amiloide del cerebro. Los autores del estudio observaron este fenómeno en células cerebrales de ratón y de humanos.

En otra investigación, llevada a cabo por el equipo del Dr. George Bartzokis, profesor de neurología en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), se hicieron observaciones detalladas en dos áreas del cerebro en pacientes con Mal de Alzheimer. Los autores del estudio compararon el hipocampo, que se sabe que sufre un daño temprano en la enfermedad, y el tálamo, un área que generalmente no es afectada hasta las etapas tardías. Utilizando técnicas sofisticadas de captación de imágenes cerebrales, encontraron que la presencia de hierro se incrementa en el hipocampo y se asocia con el tejido dañado en el área. Pero no se observó un aumento de hierro en el tálamo.

Mientras que muchas de las investigaciones sobre el Mal de Alzheimer se han concentrado en la anómala acumulación, en el cerebro de los pacientes, de dos proteínas, la beta amiloide y la tau, una acumulación que resulta en la formación de las típicas placas asociadas a la enfermedad, Bartzokis ha sostenido desde hace mucho tiempo que el problema comienza en un punto previo de un ciclo más grande. La destrucción de la mielina, el tejido graso que recubre las fibras nerviosas en el cerebro, perturba gravemente la comunicación entre las neuronas y promueve la formación de las placas por acumulación. Estas placas amiloides a su vez destruyen más y más mielina, saboteando la señalización cerebral y provocando la muerte celular y los síntomas clásicos del Mal de Alzheimer. La mielina es producida por células llamadas oligodendrocitos. Estas células son las que tienen los niveles más altos de hierro de entre todas las células del cerebro, y la evidencia circunstancial ha apoyado durante mucho tiempo la posibilidad de que los niveles de hierro en el cerebro puedan ser un factor de riesgo para enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como el Mal de Alzheimer. Aunque el hierro es esencial para la función celular, si hay mucha cantidad del mismo, puede generar daños oxidativos, a los cuales el cerebro es especialmente vulnerable.

Los detalles técnicos del estudio realizado por el equipo del Dr. Bartzokis aparecen en la revista académica Journal of Alzheimer's Disease.

Fuente: noticiasdelaciencia.com

Con la colaboración de