Cesta de la compra

{{#if has_items}}
{{#each line_items}}
{{ full_title }}
{{ quantity }}
{{{ subtotal_human }}}
{{/each}}
Subtotal {{{ subtotal_human }}}
{{#if coupon_name}}
Cupón de descuento {{ coupon_name }} - {{{ coupon_discount_human }}} x
{{/if}} {{#if donation}}
Donación {{{ donation_human }}}
{{/if}}
{{#if shipping_handling_left_for_free}}
(Te quedan {{{ shipping_handling_left_for_free }}} para que el envío sea gratis)
{{/if}}
{{#if tx_okstock}} Envíos en 72h. {{/if}} {{#if delivery_date}} El pedido te llegará el {{ delivery_date_human }} {{/if}}
Total {{{ total_ceafa }}}
{{else}}
Actualmente no tienes nada en la cesta de la compra. Ir a la tienda.
{{/if}}

Stokes: «Hay que ponerse en la piel de los enfermos, ir al mundo en el que viven»

El psicólogo británico participa en una jornada sobre nuevos cuidados para pacientes con Alzheimer organizada desde la Universidad

«Primero son las personas, y después la demencia». Graham Stokes, psicólogo clínico experto en demencias y director de este área en el grupo internacional de servicios de salud Bupa, resumió con esta frase su teoría acerca del tratamiento de las enfermedades degenerativas del cerebro en la conferencia que ofreció en la Hospedería Fonseca dentro de la jornada sobre Nuevas Perspectivas en el Cuidado de Pacientes con Alzheimer. Esta actividad fue organizada por la Fundación General de la Universidad de Salamanca en colaboración con Sanitas para completar al II Simposio Internacional sobre la materia, celebrado el pasado lunes en el Centro de Referencia Estatal del Alzheimer. El experto británico incidió en la necesidad de «comprender» a los pacientes que sufren demencias. «Hay que ponerse en su lugar, en su piel, no tratar de cambiarlos ni de modificar su conducta, hay que ir al mundo en el que viven». Ese mundo, destacó Stokes, es principalmente el de la infancia, ya que «lo primero que aprendimos es lo último que se pierde».

Los pacientes con Alzheimer u otras demencias siguen, en el fondo de su nebulosa, siendo fieles a sí mismos y muchos de sus comportamientos, en principio inexplicables para sus familiares y cuidadores, tienen razón de ser si se conoce su vida y su pasado. «Los enfermos tratan de comunicarse, pero normalmente se encuentran con la barrera de que las personas que los cuidan no saben nada acerca de ellos», resumió Graham Stokes. Que los pacientes con demencia sean atendidos por personas desconocidas y en lugares, las residencias, que les son por completo ajenos es, según el experto, «la gran tragedia de estas enfermedades», pues, en situaciones así, los enfermos se muestran aún más desorientados, sin ser capaces de contar quiénes son, ya que todos las memorias que atesoran son de muchos años antes, y nada de lo que recuerdan encaja en el mundo, físico y material, que ahora los rodea. Aumentan así la desorientación y los comportamientos erráticos y sin sentido.

Por esta situación, Stokes considera que es necesario fomentar el diagnóstico precoz. «No porque haya posibilidad de recuperación gracias a los medicamentos, sino para que cada persona sea capaz de decir qué plan de cuidado y atenciones va a querer en el futuro». Actualmente la mayoría de los diagnósticos llegan ya a edades avanzadas, sobre los 70 años, cuando al enfermo le quedan «diez u once años de esperanza de vida en no muy buenas condiciones». Pero la enfermedad lleva radicada en el cerebro desde mucho antes. «Una persona diagnosticada a los 70 lleva siendo demente desde los 46, aunque no haya habido signos clínicos de la situación».

Actuar cuanto antes para dotar al enfermo de un entorno que no le resulte extraño y ayudar a las familias a comprender sus comportamientos son pasos que se demuestran, por tanto, esenciales en el tratamiento de estos pacientes. «Cuanto más avanza la enfermedad, más vulnerables son y menos consciencia tienen de que necesitan ser cuidados», resumió Stokes, que habló para finalizar su intervención de la I Carta Mundial de Derechos de Personas con Alzheimer. De este documento, firmado por varias personas con Alzheimer en fase inicial, emociona especialmente conocer que los enfermos piden que se les recuerde cómo eran antes de que la enfermedad comenzara a manifestarse y que se cuide a sus familias tras su muerte y se les libere de cualquier tipo de culpabilidad por el agotamiento psicológico sufrido durante el proceso de cuidado.

Más expertos

En la jornada participaron además otros expertos, que completaron la fotografía sobre el estado actual del cuidado a las personas con demencia. Esther Serrano, psicóloga de la asociación de familiares de enfermos de Alzheimer de Salamanca, se centró en explicar el papel que juegan los familiares en el tratamiento. Su intervención estuvo seguida por la musicoterapeuta y trabajadora social del Centro de Referencia Estatal del Alzheimer de Salamanca, que compartió su experiencia en el uso de tratamientos no farmacológicos.

La presentación de la jornada corrió a cargo de Óscar González, director de la Fundación General de la Universidad de Salamanca, que destacó la implicación de esta entidad desde el proyecto Espacio Transfronterizo sobre Envejecimiento, cuyo objetivo es aportar una visión integradora y mejorar la calidad de vida de los enfermos.

Fuente: elnortedecastilla.es

Con la colaboración de