MARTES, 11 de abril del 2017 (HealthDay News) -- El envejecimiento saludable del cerebro depende de la salud de su corazón y de sus vasos sanguíneos cuando es más joven, según un estudio reciente.
Las personas con factores de riesgo de enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares (AVC) en la mediana edad son más propensas a tener niveles altos de amiloideas, una proteína pegajosa que es conocida por crear agrupaciones y formar placas en el cerebro de las personas con Alzheimer, señalaron los investigadores.
Los escáneres de IRM revelaron que en el cerebro de las personas de edad avanzada que fumaban, tenían hipertensión, eran obesas, diabéticas o tenían un nivel de colesterol alto había depósitos de amiloideas de mayor tamaño cuando estaban en la mediana edad, según la investigadora principal, la Dra. Rebecca Gottesman, profesora asistente en la Facultad de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins, en Baltimore.
Todos estos factores de riesgo pueden afectar a la salud de los vasos sanguíneos de una persona, lo que por otra parte se conoce como salud vascular, y llevar a un endurecimiento de las arterias y otros trastornos.
"Creemos que son las amiloideas, según las hipótesis principales, lo que se acumula y provoca Alzheimer. De modo que esto sugiere que el riesgo vascular en la mediana edad podría desempeñar un papel directo en el desarrollo del Alzheimer", dijo Gottesman.
Dos o más factores de riesgo casi triplicaron el riesgo de una persona de tener grandes depósitos de amiloideas. Un factor de riesgo por sí solo aumentó la probabilidad de la creación de depósitos de amiloideas en un 88 por ciento, según el estudio.
La obesidad en particular destacó como un factor de riesgo potente, y por sí misma duplicó el riesgo de una persona de tener un nivel alto de amiloideas en el futuro, afirmó Steven Austad, catedrático de biología del envejecimiento y la evolución de las historias de la vida en la Universidad de Alabama, en Birmingham.
"Por lo que se refiere a un factor de riesgo por sí solo, ese resultó ser el más importante, lo que es interesante", dijo Austad. "Hace 20 años la obesidad no era el problema que es ahora, lo que sugiere que dentro de 20 años las cosas pueden estar considerablemente peor".
Gottesman y sus colaboradores examinaron los datos de casi 350 personas cuya salud cardiaca había recibido un seguimiento desde 1987 como parte de un estudio en proceso. La edad promedio de los participantes del estudio era de 52 años al comienzo del estudio. El 60 por ciento eran mujeres, y el 43 por ciento eran personas negras. El tiempo de seguimiento promedio fue de casi 24 años.
Cuando los participantes entraron en el estudio, ninguno de ellos tenía demencia. Aproximadamente 2 décadas después, les pidieron que regresaran y realizaran unos escáneres cerebrales para observar señales de la presencia de amiloideas.
Los investigadores descubrieron un vínculo entre los factores de riesgo cardiaco y la presencia de amiloideas en el cerebro. La relación no varió en función de la raza o de los factores de riesgo genéticos conocidos de Alzheimer.
Los factores de riesgo de problemas cardiacos que aparecieron en un momento posterior de sus vidas no se asociaron con los depósitos de amiloideas en el cerebro. Lo que una persona hace en la mediana edad es lo que aparentemente contribuye a su riesgo posterior de tener un nivel alto de amiloideas, no lo que ocurre después, dijo Gottesman.
El estudio no demostró una relación de causalidad, sino que hay varias teorías de por qué la salud de los vasos sanguíneos de una persona podría estar vinculada con el Alzheimer.
La sangre y el líquido cefalorraquídeo contienen amiloideas, y hay quien piensa que la mala salud de los vasos sanguíneos podría permitir que las amiloideas se filtren al torrente sanguíneo y al tejido cerebral, dijo Austad, vocero de la Federación Americana de Investigación sobre el Envejecimiento (American Federation for Aging Research).
"Hace tiempo que apareció la idea de que la primera lesión en el cerebro es realmente una lesión en los vasos sanguíneos del cerebro, y esto podría respaldar dicha idea, en general", señaló Austad. "No se observan las placas amiloideas dentro de los vasos. Se ven fuera de los vasos, en el cerebro".
Los vasos sanguíneos también juegan un papel en la eliminación de las partículas rotas de amiloideas que de forma natural se produce en el cerebro de una persona, dijo Keith Fargo, director de programas científicos y de alcance de la Asociación del Alzheimer (Alzheimer's Association).
"Uno puede imaginar que, si hay algo que no va bien en la circulación del cerebro, eso podría afectar a la limpieza de estas amiloideas de algún modo", dijo Fargo.
Las arterias endurecidas también pueden conducir a que se produzcan ACV o mini-ACV que afecten a la capacidad de pensar y recordar en algunas personas a medida que envejecen, lo que contribuye a la demencia y al Alzheimer, dijo Gottesman.
En función de estos hallazgos, las personas que deseen proteger su cerebro deberían proteger su salud cardiaca, y cuanto antes mejor, señaló Fargo.
"No se debe esperar hasta tener 60 o más años para empezar a cuidar de uno mismo. Debe ser un compromiso de por vida", dijo Fargo.
Los hallazgos aparecen en la edición del 11 de abril de la revista Journal of the American Medical Association.
Fuente: medlineplus.gov