Hay un día al mes en el que los ourensanos afectados por alzhéimer que reciben atención de Afaor entran en la sala de terapias con más ganas. Nada más traspasar la puerta su sonrisa se ensancha y la mirada se ilumina con el brillo del reconocimiento. La razón se llama Ada que, por como los saluda con enérgicos movimientos de su cola, parece igual de entusiasmada de verles a ellos. Es una golden retriever de color dorado que está apunto de cumplir nueve años y que ya es una experta en ayudar a personas con esta enfermedad en talleres de estimulación cognitiva. «Participa en actividades desde que tenía tres meses», apunta Olaia Bergara, profesora de Educación Especial y técnica de intervenciones con animales de la firma Terapia Con Tacto.
Este gabinete psicopedagógico radicado en Vigo está especializado en utilizar este elemento de apoyo en distintos tipos de tratamiento y durante todo este año desarrolla un taller específico para los usuarios de la Asociación de Familiares y Enfermos de Alzhéimer de Ourense.
Acuden una vez al mes y realizan tres sesiones con otros tantos grupos de afectados. En conjunto, medio centenar de ourensanos usuarios de los servicios de Afaor se benefician de este taller terapéutico con animales. La entidad había desarrollado otra iniciativa similar hace un tiempo con burros de la Asociación Andrea de Allariz. «Entonces vimos que la respuesta a este tipo de iniciativas es impresionante, por eso queríamos seguir por este camino», señalaba el gerente de Afaor, Óscar Doval, para explicar por qué decidieron presentar la idea a la convocatoria Territorios Solidarios del BBVA buscando su financiación.
«Los animales son lo que llamamos un anclaje emocional, tienen mucho que ver con las experiencias vividas por las personas. Ese vínculo afectivo nos ayuda a trabajar», señala Olaia Bergara. La educadora recuerda que está «muy contrastado» que la relación con estos animales produce bienestar «porque genera endorfinas, baja el ritmo cardíaco y la tensión arterial».
Un plus de atención
En realidad, según cuenta, en estas sesiones de terapia con animales se incide en los mismos aspectos en los que la asociación trabaja en el día a día con personas afectadas por la enfermedad. «Ejercitamos desde el lenguaje oral a la expresión escrita, hacemos ejercicios cognitivos y físicos utilizando juegos con colores y formas», cuentan.
La participación de Ada «ayuda a que tengan más ganas y trabajen de forma más activa; no solo porque están más positivos sino porque el animal es una llamada de atención muy potente, que se mueve y reacciona, y eso mantiene su mente más alerta», añade la técnico. Ese plus que aporta la perra se nota, según cuentan, desde el primer día. «Percibes desde la primera sesión que hay una adhesión mucho mayor a la tarea que se plantea en el taller y que el ambiente es más lúdico».
La empresa viguesa Terapia Con Tacto, con una década de experiencia, no solo trabaja con canes, sino también con gatos y con caballos. «Aquí traemos a los perros porque, además de la facilidad en el transporte, tienen un vínculo especial, más fuerte, con el tipo de personas con las que vamos a trabajar», señala Bergara. Estos colaboradores de cuatro patas están, según explica, en constante aprendizaje. «Primero hay que seleccionar bien al perro que veas con unas características determinadas que le predisponen mejor y después es un trabajo del día a día. Un perro de terapia no lo es hoy y para siempre, sino que hay hacer un seguimiento y evaluación constante del animal, tanto por los usuarios y el beneficio de lo que se hace, como por bienestar del propio animal, al que le tiene que apetecer hacer esa tarea», aclara.
Además de a pacientes con alzhéimer, el equipo de especialistas de Terapia Con Tacto - integrado por profesionales de la psicología, la educación, la logopedia y la fisioterapia- también atiende a otros colectivos; desde niños con diversas discapacidades hasta personas en riesgo de exclusión social.
«Cuando vimos que nos habían seleccionado para financiarlo, no nos lo podíamos creer»
La terapia con animales de Afaor tiene asegurada su financiación para todo este año gracias a los 10.000 euros que recibe del proyecto Territorios Solidarios del BBVA. En esta convocatoria de ayudas sociales -que la entidad financiera plantea a nivel nacional y distribuye entre las distintas demarcaciones territoriales-, son los empleados del banco los encargados de dirimir, votando al proyecto que más les guste, qué iniciativas se llevarán la ayuda. Pero también son empleados los que hacen la propuesta de ideas susceptibles de entrar en esa convocatoria y luego ponen en marcha campañas para animar a que voten por la suya. Son los llamados «padrinos». El taller ourensano tuvo dos: Paula Valcárcel y Rómulo Rodríguez, que movieron la idea de Afaor entre los empleados de toda la zona noroeste peninsular desde la sucursal de A Ponte.
Ambos han podido comprobar en persona el resultado de su esfuerzo, visitando a los usuarios durante una de las sesiones. «Se siente una gran satisfacción porque realmente no nos lo esperábamos. Lo habíamos intentado ya el año anterior pero, aunque conseguimos bastantes votos, no había salido. Así que este año pusimos incluso más esfuerzo y lo logramos. La verdad es que hay muchas asociaciones y proyectos así que, aunque pongas todas las ganas del mundo, nunca llegas a estar convencido de lograrlo», explica Rómulo Rodríguez. De hecho tanto él como Paula Valcárcel coinciden al explicar su reacción cuando conocieron la noticia. «Cuando vimos que nos habían seleccionado, no nos lo podíamos creer. Fue emocionante», señalan.
Fuente: lavozdegalicia.es