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Terapeutas caninos para trastornos mentales severos

El uso de animales en terapias para personas discapacitadas o mayores está cada vez más generalizado. Y los programas con caninos son especialmente fructíferos en pacientes con trastornos mentales severos. Tanto es así que algunas empresas dedicadas al cuidado geriátrico y a la asistencia general han integrado este recurso a su programa habitual de actividades, como explica Gemma Vila, directora de la manresana Anhels, que ha apostado por este tipo de terapias. Se realizan a domicilio o en espacios abiertos de la ciudad, como el Parc de l’Agulla de Manresa.

Gina tiene 15 años, es de la localidad anoienca de Piera. Es autista. Su madre, Montse Comas, es, a su vez, presidenta de la organización Dispiera, una entidad que utiliza la terapia con perros de forma sistemática entre las personas con discapacidad intelectual a las que atiende. Están muy contentas con los resultados logrados hasta ahora. Montse Comas explica cómo Gira ha mejorado sus relaciones afectivas con el entorno gracias a la terapia con animales: “La comunicación entre Gina y el animal no podía ser verbal, pero sí emocional. Y cuando Gina estaba con el perro la veíamos reír, y eso es muy emocionante”, exclama Comas.

Este es uno de los muchos ejemplos que se pueden encontrar en la terapia con animales, especialmente perros y caballos, “aunque también se realizan con delfines”, asegura Comas. Por su parte Xavier Ontiveros, técnico en guía de perros de terapia en la empresa Agrapes, asegura: "Cada vez tenemos más peticiones de entidades para personas con trastornos mentales”, como el hospital de día Sant Jordi o Femarec, entre otros. Sin olvidar que también muchos usuarios particulares “requieren de estos servicios”.

Ontiveros asegura que son numerosos los estudios e investigaciones que avalan el valor terapéutico de los animales para los humanos con unas técnicas que cada vez están más “perfeccionadas para el buen uso del animal en cuestión”. “El simple hecho de tener un animal en una institución no genera ningún avance terapéutico”, recuerda el técnico. Para poder realizar la terapia es necesaria la presencia de un equipo multidisciplinar formado por el guía, el perro como coterapeuta y un profesional de la salud “que avale y realice un seguimiento del tratamiento”.

El autismo, el TDH o el Alzheimer son algunos de los trastornos en los que se utilizan terapias con animales, pero no son los únicos. La psicóloga Queralt Prat asegura que muchas veces las técnicas con animales se pueden utilizar en cuadros más comunes, como la depresión o la soledad.

Prat señala el poder de los cambios de rutinas: una persona mayor que vive sola con un animal acaba adquiriendo la obligación de sacar a pasear al animal de terapia o tener que recordar su nombre. “Son acciones simples pero muy funcionales”, sostiene convencida. Además asegura que han comprobado que algunos niños con TDH “han respondido mejor a este tipo de terapia que a otros métodos, más tradicionales”.

Fuente: La Vanguardia

Con la colaboración de