Camilo Jose Cela Conde Precisar la manera como la evolución ha fijado los mecanismos básicos de cualquier rasgo biológico suele ser una tarea gigantesca. Si los avances de la genética molecular permitieron, a partir del dictum de Beadle y Tatum de 1940 (un gen=una enzima), ligar genotipo y fenotipo, los avances de la epigenética nos han mostrado cómo la expresión de los genes en el organismo puede ser mucho más complicada de lo que cabía jamás imaginar.
Pese a ello, la labor de identificar las claves de las enfermedades hereditarias logra de vez en cuando algún avance esperanzador. Le ha llegado el turno a la paraplejia espástica hereditaria (HSP), un ramillete de enfermedades en las que las funciones del tracto corticoespinal motor se pierden con la edad debido a la degeneración de las neuronas