Un 30% de las personas enfermas de alzhéimer no tiene ningún cuidador y vive sola en una situación de riesgo para ellos y sus familias, mientras que un 6% aún conduce, según un estudio de la Fundación ACE-Barcelona Alzheimer Treatment & Research Center.
El estudio, que ha sido realizado sobre un total de 5.800 enfermos con demencias, ha constatado que una de cada tres personas que padece algún tipo de demencia no recibe los cuidados necesarios ni cuenta con ningún tipo de supervisión durante su actividad diaria.
La presentación de las conclusiones del estudio sobre la situación social de las personas con alzhñeimer y otras demencias se ha realizado este viernes durante el Workshop Mediterranean Alzheimer Alliance, una reunión de neurocientíficos celebrada coincidiendo con la Conferencia Bienal Barcelona-Pittsburgh y la edición de la Reunión Anual de la Sociedad Catalana de Neurología, que reúne en Barcelona a más de 400 expertos en neurología y demencias.
Según ha explicado la directora del estudio y jefa del departamento social de la Fundación ACE, la doctora Pilar Cañabate, "la falta de cuidados a los enfermos con demencias se debe a la desinformación generalizada sobre el alzhéimer".
DIFÍCIL DE IDENTIFICAR
Cañabate ha añadido que "la mayor parte de la población tiene muchas dificultades para identificar la enfermedad, ya que confunde el deterioro cognitivo con el proceso natural de envejecimiento y la edad".
Para la directora del estudio, "la falta de conocimiento sobre demencias provoca situaciones de riesgo entre los enfermos y su entorno más inmediato, como el familiar".
Cañabate ha reclamado "reforzar las acciones de información y formación sobre el alzhéimer y otras demencias para los familiares de los enfermos y la sociedad en general".
Según la doctora, "hay que facilitar las claves para identificar los síntomas del alzhéimer y, de esta forma, reducir situaciones de riesgo para el enfermo y para el conjunto de la comunidad".
Otros de los datos del estudio revelan que un 37,7 % de los enfermos con demencia toma decisiones de orden mayor respecto a su salud y su futuro, poniendo en riesgo su vida y la de terceras personas.
El 6,6 % de los casi 5.800 pacientes en los que se detectó demencia, sigue conduciendo.
DEMENCIA
Según la Fundación ACE, sufrir una demencia, ya en estadio leve, implica tener las funciones cognitivas alteradas y, si bien la parte mecánica de la conducción, en un principio, no tiene por qué estar alterada, la capacidad de reacción frente a imprevistos, la coordinación de movimientos o el pensamiento están ralentizados.
"Es decir, si deben hacer frente a un pequeño incidente, un frenazo, por ejemplo, la persona afectada no tendría capacidad de resolverlo de manera inmediata, poniendo en peligro su seguridad y la del resto de conductores", según Pilar Cañabate.
"Además, si tiene la parte posterior del cerebro alterada tendrá dificultades para interpretar el espacio y las distancias; no reducirá la velocidad a tiempo en un semáforo, se aproximará demasiado a otros vehículos ...", ha concluido la especialista.
Fuente: elperiodico.com