El Centro Uruguayo de Imagenología Molecular (Cudim), dedicado a brindar asistencia a la población en forma de diagnóstico, así como a la investigación y desarrollo de nuevos marcadores de diagnósticos, trabaja en tres proyectos de investigación para mejorar la tarea en el área del cáncer de próstata, cáncer neurológico y el alzhéimer. Los exámenes clínicos se realizan utilizando la tecnología de la tomografía por emisión de positrones (PET por sus siglas en inglés), lo que permite una mayor precisión al momento de detectar enfermedades.
El director general, Henry Engler, había anunciado que durante los primeros años el centro había focalizado sus acciones en el aspecto clínico y los pacientes, pero que a partir de este año se haría foco en la investigación y la formación de profesionales.
La doctora en Bioquímica Patricia Oliver es responsable del Área de Investigación y Desarrollo Biomédico, que trabaja mancomunadamente con el área química en la búsqueda de nuevos compuestos que mejoren o aporten al diagnóstico médico.
De las tres líneas de investigación en las que trabajan, dos están volcadas a la oncología. Es que Uruguay presenta uno de los mayores índices de muerte por cáncer en el mundo. El cáncer de próstata es uno de los más difíciles de diagnosticar y resulta un problema ya que es el cáncer que más afecta a la población masculina y resulta importante poder diferenciar un agrandamiento de la próstata (tumor benigno) de la presencia de un tumor maligno, explica la científica.
Para la identificación de tumores en el centro se utiliza una sustancia radiactiva llamada FDG similar al azúcar (glucosa), que es inyectada al paciente para luego ser sometido al estudio PET, en el cual las zonas del cuerpo que hayan captado en mayor cantidad esta sustancia aparecerán resaltadas en las imágenes tridimensionales obtenidas. De esa manera, los médicos obtendrán una localización más específica y precisa del cáncer en el paciente.
Pero frente a un cáncer de próstata no resulta tan sencillo debido a su ubicación en el cuerpo, detrás de la vejiga, lo que dificulta su visión. Para estos casos es utilizada una sustancia llamada colina, la cual permite discriminar de mejor manera este cáncer. Aun así, los científicos sostienen que no es lo suficientemente específica.
Es por eso que Oliver y su equipo están estudiando una nueva molécula que resalte más específicamente el cáncer de próstata para su diagnóstico.
En su comienzo, el equipo de investigadores estudió una enzima que se manifiesta en grandes cantidades en el cáncer de próstata. La idea fue tratar de desarrollar una molécula que pudiera mostrar esa enzima, indicando así la presencia de las células propias de este tipo de cáncer.
Actualmente la investigación se encuentra en etapa de optimización y de estudios biológicos y se confía en obtener los resultados esperados. Oliver señala que estos son trabajos milimétricos hasta obtener el resultado perfecto. “Es como la llave y la cerradura, de pronto se coloca una llave que no es la correcta, y se logra que calce más o menos pero no funciona bien, acá es necesario modificarla hasta dar con la correcta”, explica.
Por otra parte, en el área neurológica las investigaciones están enfocadas en dos grandes líneas, una referida a cáncer en el sistema nervioso central y otra a las enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer.
Existe un tipo de tumor primario llamado glioma. El escenario es que ese tumor se puede clasificar en cuatro estadios (de bajo grado de malignidad