Los profesionales del centro trabajan en los talleres de estimulación con 60 afectados para ayudarles a mantener sus recuerdos
AFA Rioja cumple un año en su nueva sede logroñesa«Palmas, pitos, piernas... Otra vez, palmas pitos, piernas... Muy bien, ha ido fenomenal», les anima el terapeuta al que corresponden con una sonrisa de satisfacción. «Somos unos artistas», bromea uno de los usuarios, sentado junto a la puerta del amplio salón, inundado por la luz que traspasa las holgadas cristaleras, de la sede de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer (AFA Rioja).
Sesenta personas afectadas por esta cruel enfermedad trabajan de lunes a viernes en las instalaciones que AFA Rioja ocupa desde hace un año en la calle Menéndez Pelayo. El traslado a la nueva sede, un local cedido por el Ayuntamiento, inaugurada por la ministra Trinidad Jiménez el 1 de julio del 2010, ha permitido a la asociación reforzar su oferta asistencial. Pero no es suficiente, queda demasiado por hacer y las ayudas públicas han mermado con la crisis económica.
«Tenemos mucha lista de espera, más de 20 personas, sobre todo de enfermos muy iniciales para los que no hay nada en La Rioja», explica Esperanza Moraga, gerente de AFA, quien avanza los retos futuros inmediatos: «El Ayuntamiento nos ha concedido una parcela dotacional en la calle Acequia de Logroño y ahora necesitamos ayuda para construir un centro. La idea es que sirva para ofrecer más talleres de estimulación, pero además como centro de día específico de alzheimer, que tampoco hay ninguno en la región, y como residencia de noche».
A la espera de que el sueño culmine, AFA, que cuenta con 406 socios, atiende en turnos de mañana y tarde a los 60 usuarios a los que puede acoger. Cada paciente abona 250 euros mensuales en horario matinal (de lunes a viernes, de 8.45 a 13 horas) y 200 en el vespertino (de lunes a jueves, de 15.30 a 19 horas).
Memoria y musicoterapia
«Tenemos 30 usuarios por la mañana y otros 30 por la tarde a los que, a su vez, dividimos en tres subgrupos según el grado de la enfermedad», aclara Esperanza Moraga. Allí, en unas instalaciones de 230 metros cuadrados, los usuarios se esmeran a diario para conservar sus recuerdos el mayor tiempo posible mediante talleres de estimulación. «Se trabaja la memoria a través de la gimnasia con el reconocimiento del cuerpo, orientación a la realidad espacial y temporal, reminiscencia, escritura, lectura...», resalta la gerente de AFA, que desde febrero ha incorporado la musicoterapia. «Es una actividad que gusta mucho y que sirve para que usuarios que no hablan, canten cuando recuerdan una canción», se felicita Moraga.
Fuente: larioja.com