Le costó decidirse por una carrera. Sólo tenía clara una cosa: quería que su futuro profesional estuviese vinculado a las personas y que fuera dinámico. Porque Noelia González Villaverde odia aburrirse. Tanto que su reto es ese: «No aburrirme en mi día a día».
«Me gustaba la rama social ya que me parecía que era la forma de tener ese contacto con las personas, pero también me fascinaba la rama de la educación, el carácter pedagógico porque a través de ella podría lograr objetivos y cambios en las personas. Todo ello me llevó a descubrir una disciplina emergente: la educación social. Una forma de crear propuestas programadas y profesionales desde una perspectiva educativa y adaptadas a colectivos concretos para mejorar su calidad de vida», recuerda.
Y en eso está. Trabaja en la Asociación de familiares de enfermos de Alzhéimer y otras demencias de León como educadora social. Forma parte del Departamento Intergeneracional de la asociación, donde se trabaja conjuntamente con mayores y niños para generar beneficios sociales a través del intercambio de generaciones. Todo haciendo actividades. Tan apasionante que Noelia no puede dejar de exclamar: «¡El sueño de cualquiera: estudiar algo que te apasiona y poder trabajar en ello!».
Esta joven de 25 años, a la que le gusta ir de ‘shopping’ con su hermana y su madre, que adora a su abuela «por cuidarme como sólo una abuela puede hacerlo», que no se olvida de su profesora Lourdes Gutiérrez Provecho ni de su compañera de trabajo Nieves, que siente debilidad por los viajes o beber un buen té en soledad es el ángel de la Asociación de Alzhéimer León. Y, además de ser trabajadora social en esta institución, es una alumna brillante de la Universidad de León, donde estudió el grado en Educación Social, que acabó con una nota media de 9, y es Premio Extraordinario Fin de Carrera.
Ha investigado en el Departamento de Psicología, Sociología y Filosofía de la Facultad de Educación de León sobre la situación actual de los recursos, actuaciones y servicios para la prevención e intervención con menores en situación de riesgo y sus familias en la ciudad de León. Y sobre esta investigación es su trabajo de Fin de Grado.
En la Asociación del Alzhéimer intenta con el equipo abrir camino en el mundo de la investigación. Algunas de las terapias aplicadas en el centro son ya referencia internacional y objeto de estudio en Europa.
Se siente afortunada. Mucho. Trabaja en lo que quiere «y además soy feliz con lo que hago». Afronta las dificultades con fuerza, incluidas las que atraviesa su profesión «por el lugar y momento social que vivimos y por el intrusismo laboral sumado al poco conocimiento que existe sobre la profesión».
Cree que puede cambiar la sociedad. Y cree que puede hacerlo desde su trabajo. En ella tienen en Alzhéimer León una fe fundada. Tal vez porque, además, Noelia es un ángel.
Fuente: diariodeleon.es
