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Un camino para no olvidar el Alzheimer

El periodista Guillermo Nagore cubre a pie la distancia entre Finisterre y Jerusalén para concienciar sobre la enfermedad

El que va a Santiago y no va al Salvador visita al siervo, pero no al señor”. Este dicho popular sobre la catedral ovetense, tan presente en el Camino de Santiago, caló en un periodista que lleva ya dos meses de travesía en su afán por llegar a Jerusalén y que ayer pasó por Oviedo.

Nada más y nada menos que 7.000 kilómetros separan el Cabo Finisterre de la ciudad sagrada. Un camino que inició en sentido contrario al habitual por una causa; concienciar de la importancia de investigar sobre el Alzheimer.

Se trata del periodista navarro Guillermo Nagore, que ya lleva 414 kilómetros andados de esa “pequeña locura” que se inició de la mano de la Confederación Española de Asociaciones de Familias de Personas con Alzheimer y otras Demencias, y que hoy es un proyecto serio en el que no sólo caminará, sino que conocerá a familias de personas con estas enfermedades y contará sus historias a través de un blog donde explicará las vivencias de los cuidadores de los enfermos, que tienen una dedicación exclusiva, con lo que ello implica para sus vidas.

Nagore se topó con esta problemática por casualidad, ya que no tiene familiares con la enfermedad, pero desde el principio se mostró muy impresionado por las situaciones vividas y la falta de protección e investigación acerca de una “enfermedad que duplicará sus enfermos” en tan solo unos años, debido a una mayor esperanza de vida.

“La realidad es que no se investiga porque son abuelos”, cuenta. Pero sus cuidadores, que en la mayoría de los casos son sus familiares, “dedican 24 horas de atención y el impacto social en sus vidas los deja rotos”.

Nagore luchará contra “el olvido” de las instituciones, aunque con la crisis se le pone cuesta arriba, por un gobierno central que abandona las ayudas a la dependencia en sus presupuestos.

“Vivimos en un país en el que es más importante hacer un polideportivo más grande que el del pueblo de al lado. Por lo visto la dependencia no es una prioridad”, reflexiona. Una política sanitaria al respecto sería básica.

Entre parada y parada de su largo viaje se enfrenta también a un reto psicológico. “Te levantas a las seis de la madrugada, cargas la mochila y andas; así todos los días”, cuenta. Aunque lo más difícil es hacer la ruta al revés: “Las intersecciones son muy confusas y me pierdo mucho porque las señalizaciones para ir están claras, pero no en sentido contrario”. Cuenta que ya ha escuchado muchas veces eso de: “Eh, que para Santiago es al revés”. Los kilómetros de más están a la orden del día.

Además, confiesa que la parte asturiana le está pareciendo especialmente dura. “Es un rompepiernas, todo el tiempo subiendo y bajando y además, desde que entré en Asturias no ha parado de llover”, relata resignado.

Todo ello lo refleja en su blog, La memoria es el Camino , al que sube fotografías y en el que hace un diario de viaje y con el que confeccionará un libro y exposiciones. Es todo un poco improvisado. Se aloja donde puede. Un día es un albergue de peregrinos, otro una pensión, otro la casa de alguna persona.

Cada día es una aventura que se financia a través de internet y que necesitará de más apoyos para lograr atravesar los catorce países que le separan de su meta.

“No tengo prisa, ni me espera nadie allí, calculo que tardaré entre diez meses y un año, así que lo mejor es ir escuchando al cuerpo. Seguramente en algún momento me pondré enfermo y tendré que parar una semana, así que no me pongo una fecha para llegar”.

Fuente:  lavozdeasturias.es

Con la colaboración de