La compañía estadounidense 23andMe, financiada por Google, comenzó hoy a comercializar en el Reino Unido su oferta de estudios de ADN por internet, tras la polémica desatada en EEUU por la utilización de este sistema de diagnóstico genético.
Los test de la compañía, que se venden por 125 libras (157 euros), ofrecen alrededor de cien datos sobre la salud, ascendencia y características familiares de quien realice la prueba, que también aporta información sobre factores de riesgo de enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson.
El lanzamiento de este sistema en el Reino Unido llega un año después de que la Administración para Alimentación y Fármacos de EEUU (FDA en sus siglas en inglés) prohibiera a la compañía facilitar datos sobre la salud de los pacientes a partir de sus estudios genéticos.
Un portavoz del Ministerio de Sanidad británico afirmó que "el producto que se ofrece aquí tiene la marca europea CE, lo que significa que cumple con los requisitos legales requeridos".
No obstante, "las personas que utilicen estos productos deben asegurarse de que cuentan con la marca CE y recordar que ninguna prueba es fiable al 100 %, por lo que instamos a pensar cuidadosamente antes de utilizar los servicios de diagnóstico genético", añadió.
El usuario que quiera utilizar estos test debe introducir saliva en un tubo que se sella y se envía a un laboratorio para ser analizado.
Entre cuatro y seis semanas después recibirá un correo electrónico notificándole que puede acceder a su informe detallado a través de internet.
Según la presidenta de 23andMe , Anne Wojcicki, la finalidad es "garantizar que los individuos puedan personalmente acceder, entender y beneficiarse de su genoma humano".
La firma, que ha lanzado hoy este servicio oficialmente en el Reino Unido, dijo en su página web que se compromete a "mantener la seguridad y la confidencialidad de toda la información personal".
"Esta técnica no es un diagnóstico pero incluye resultados que se asocian a enfermedades genéticas como la fibrosis quística o la anemia", aseguró la empresa.
Fuente: El Correo