Los «tacañones» se llaman «listillos» y las pruebas son tan simples (o complicadas, según se mire), como encender una vela y pedir un deseo. Se trata de una versión del popular programa televisivo «Un, dos, tres, responda otra vez», desarrollada en Zamora por el director del centro de Alzheimer «Ciudad Jardín», Manuel Figueruelo, y la psicóloga María Rodríguez Poyo para que sirva como plan de estimulación global de carácter lúdico para personas con demencia.
El programa, que cuenta con el oportuno permiso del creador del popular programa, Chicho Ibáñez Serrador, y que se llama «Un, dos, tres, a recordar esta vez», ya se ha puesto en práctica tanto en el Centro de Alzheimer de Zamora, donde se creó, como en el Centro de Referencia Estatal de la enfermedad, situado en Salamanca.
Tras comprobar en la práctica sus buenos resultados, Figueruelo y Rodríguez Poyo decidieron realizar las oportunas pruebas para validar científicamente los resultados y ver que, efectivamente, el juego ayuda a mantener las capacidades de las personas afectadas por la enfermedad. Para ello se seleccionaron tres grupos: uno jugó al «Un, dos, tres», otro continuó con las terapias de estimulación tradicionales y un tercero se encontraba en lista de espera y por tanto no recibía atención aún en el centro «Ciudad Jardín». Los mejores resultados en aspectos cognitivos y emocionales se dieron con los que siguieron el novedoso programa. Para que no hubiera ningún factor distorsionante, se eligió a pacientes que estaban tomando la misma medicación, en los tres grupos. Con esta experiencia bajo el brazo, Manuel Figueruelo y María Rodríguez Poyo, lograron una de las cuatro plazas, entre 74 aspirantes, que daban derecho a defender la ponencia en el auditorio del Congreso Internacional sobre la Investigación en Azheimer, el «Global Alzheimer´s Research Summit, Madrid 2011» el pasado mes de septiembre. Y este mismo mes de noviembre el trabajo se expuso en las III Jornadas Nacionales de la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Enfermos de Alzheimer.
Una de las ventajas del juego es que los pacientes pueden asumir varios roles, a los que se pueden adaptar según su grado de deterioro, y todos ellos les sirven para mejorar: parejas de concursantes, de azafata, de ayudante del «listillo» o simplemente de público que atiende y jalea los aciertos de los concursantes. Como en el esquema del juego televisivo, hay dos partes, una con preguntas y otra con pruebas, diseñadas de tal forma que sean accesibles a los participantes, pero con un cierto grado de dificultad con el fin de que éstos tengan que esforzarse para conseguir su objetivo.
«Lo que vamos a buscar es que la motivación alcance los mayores niveles posibles para que la persona se implique más en la tarea, puedas forzar más, y los resultados puedan mejorarse. Si nos esforzamos más en una tarea, porque nos divierte hacerlo, posiblemente los resultados puedan mejorar. Es la idea de partida», explica Manuel Figueruelo. El objetivo último es mejorar la calidad de vida del enfermo, y la ventaja es que con una sola actividad «abordamos múltiples áreas, es un programa global, que aporta a la personas sentimientos de bienestar».
Adaptar el programa de Ibánez Serrador al método de estimulación «no ha sido difícil», indicó Figueruelo. Los participantes se identifican con colores y el público también participa respondiendo a las preguntas. «Hay una dosis de humor muy importante y como cualquier actividad que se precie de estimulación tiene que ofrecerse una orientación espacio temporal importante tanto en la primera parte del juego como en la segunda. Conlleva un manejo del refuerzo material y social, así como cuidar la participación de todo el mundo allí presente», explica el director del centro.
El «Un, dos, tres, a recordar esta vez» tiene ya un desarrollo avanzado y la idea es que pueda servir para aplicarse en otros lugares, no sólo en Zamora.
Fuente: laopiniondezamora.es