Investigadores del Centro de Biociencia Regenerativa de la Universidad de Georgia (Estados Unidos) han usado por primera vez un método de imagen normalmente reservado a humanos para analizar la actividad cerebral en modelos agrícolas de cerdos vivos. Así, han descubierto que los cerebros de cerdo son incluso mejores plataformas de lo que se pensaba anteriormente para el estudio de condiciones neurológicas humanas como el Alzheimer y el Parkinson.
Una aplicación potencial inmediata es el estudio y diagnóstico de la encefalopatía traumática crónica (CTE, por sus siglas en inglés), una enfermedad cerebral progresiva causada por una serie de traumatismos contundentes que generalmente se observan en veteranos militares y jugadores de fútbol americano. Actualmente, solo se puede diagnosticar a través de una autopsia.
Este nuevo trabajo, publicado en la revista ‘Brain Connectivity’, sugiere que un modelo porcino traslacional para mapear la conectividad funcional del cerebro es un enfoque prometedor para determinar biomarcadores o firmas cerebrales que conducen al CTE. Usando este tipo de datos, los médicos tendrían la oportunidad de diagnosticar la CTE mientras un veterano o atleta está vivo.
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