Un fármaco a base de la planta del cáñamo logra ralentizar la neurodegeneración que provoca el Alzheimer. Así se desprende del estudio que lleva a cabo el Hospital de Bellvitge y el Institut de Recerca Biomèdica de Bellvitge (Idibell), que lidera Isidre Ferrer, que ya ha probado el fármaco con ratones.
El tratamiento crónico con este nuevo fármaco cannabinoide retrasa la neurodegeneración provocada por la enfermedad e induce una mejora a nivel cognitivo en los animales tratados.
La investigadora Ester Aso ha explicado que “el estudio ha consistido en administrar durante cinco semanas un fármaco cannabinoide en modelos de ratones con Alzheimer en fases iniciales, es decir, en el momento en el que empiezan a aparecer las primeras pérdidas de memoria. Una vez pasado este tiempo, hemos observado que los animales no sólo no presentan problemas de memoria, sino que tampoco tienen dificultades en tareas de aprendizaje”.
El fármaco es una combinación de dos variedades de la planta del cannabis que ya están aprobadas en España para tratar la espasticidad asociada a la esclerosis múltiple y se encuentra actualmente en fases avanzadas de desarrollo clínico para otras aplicaciones terapéuticas.
Una de las variedades de cannabis que componen el fármaco está enriquecida en tetrahidrocannabinol (THC), principal compuesto psicoactivo del cannabis con numerosas propiedades neuroprotectoras, y la otra está enriquecida con cannabidiol, que tiene efectos antioxidantes y antiinflamatorios, entre otros, y además mitiga el efecto psicoactivo del THC.
“Este es un fármaco con una combinación muy interesante que mantiene todos los efectos neuroprotectores del cannabis sin producir efectos psicoactivos para el enfermo cuando se usa en dosis bajas como las utilizadas en este estudio”, ha subrayado Aso.
El objetivo principal es mejorar la calidad de vida de los enfermos mitigando el efecto tóxico de las moléculas asociadas al Alzheimer para retrasar la progresión del proceso neurodegenerativo.
La investigadora ha apuntado que “a nivel molecular se ha comprobado que el tratamiento reduce los niveles de una de las formas más tóxicas del péptido amiloide, principal responsable del deterioro neuronal en este modelo de la enfermedad de Alzheimer, y también hemos observado que en este modelo animal se reduce la inflamación crónica y se modifican algunas vías de señalización celular después del tratamiento”.
“La suma de estos efectos podría explicar la mejora a nivel cognitivo observada en los animales tratados”, ha explicado Ester Aso.
El siguiente paso será realizar un ensayo piloto para evaluar la eficacia y seguridad del fármaco en pacientes que presentan los primeros síntomas de la enfermedad.
Los expertos consideran que la seguridad del fármaco será elevada, ya que se trata de un producto previamente aprobado por las autoridades sanitarias para el uso en enfermos de esclerosis múltiple y las dosis propuestas en este estudio son mucho más bajas que las máximas autorizadas, por lo que los efectos no deseados en estos pacientes son poco probables.
Actualmente, el grupo de investigadores se encuentra buscando la financiación necesaria para llevarlo a cabo, ya que se muestran esperanzados de poder mejorar la calidad de vida de los pacientes de Alzheimer, una enfermedad que afecta entre el 5 % y 8 % de la población mayor de 65 años y entre el 25 % y 50 % de la mayor de 85 años en España.