Nuestro cerebro, cual teléfonos móviles, contienen un GPS que nos permite orientarnos y llegar nuestros destinos. Un sistema de navegación que, tal y como ocurre con otras funciones cerebrales –caso, por ejemplo, de la memoria–, se va deteriorando con el paso de los años.
Según muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Alemán para las Enfermedades Neurodegenerativas en Magdeburgo (Alemania), los fallos de orientación que se producen en las personas mayores, se deben a las deficiencias en la activación de unas neuronas específicas llamadas ‘células rejilla’, hasta el punto de que la detección de estas ‘deficiencias’ podrían facilitar, por fin, el diagnóstico precoz del alzhéimer.
El problema tiene lugar cuando estas pérdidas de orientación son más frecuentes, o más acusados, de lo que correspondería a nuestra edad. Sobre todo en las personas mayores. Y es que estos defectos en el ‘sistema de navegación’ son uno de los primeros signos y síntomas de la demencia.
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