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Un premio esperado y muy reconocido

En los últimos meses habían recibido premios que hacían presagiar que el Nobel de este año podría tener, muy probablemente, los nombres y apellidos de este trío científico: John O'Keefe y el matrimonio May-Britt y Edvard Moser. Así lo apuntan algunos de los neurocientíficos españoles más cercanos a este tipo de investigaciones, quienes recuerdan que a finales de 2013, O'Keefe y la pareja Moser recibieron el Premio Horwitz de la Universidad de Columbia (EEUU). No se equivocaban, tal y como se confirmó ayer.

"Algunos de los premios que han recibido son muy importantes en este campo y a veces son una antesala para el Premio Nobel", afirma Miguel Maravall, investigador del Instituto de Neurociencias de Alicante. "De alguna manera, ya estaban acumulando premios significativos. Además, ellos están muy reconocidos por la comunidad científica". Hace tres años, el 13 de mayo de 2011, tuvo la oportunidad de compartir espacio con el matrimonio en su despacho.

El Instituto de Neurociencias de Alicante celebraba un seminario impartido precisamente por Edvard y May-Britt Moser sobre 'Las células Grid y el circuito de espacio entorrinal' y 'Estados de transición en las redes de la memoria del hipocampo'.

Durante sus exposiciones explicaban, ella desde su visión de psicóloga y él como neurofisiólogo, cómo creían que el cerebro consigue orientarse en el espacio y el tiempo, es decir, el gps cerebral. "Los dos hicieron sus tesis doctorales en el laboratorio del británico John O'Keefe (nació en 1939), la tercera pieza, o la primera, según se mire, en el trío Nobel. Hace unos 40 años (1971), O'Keefe descubrió el primer componente de este GPS cerebral, un tipo de célula nerviosa localizada en el hipocampo y que "está siempre activada" cuando los ratones se encuentran en un cierto lugar de una habitación", tal y como señala el Jurado en su acta del premio. Al descubrir que al cambiar de ubicación en la sala, el cerebro de los roedores activaba otro grupo de células diferentes, O'Keefe concluyó que esta familia celular (las denominadas células de posicionamiento) componía una especie de mapa del lugar en nuestro cerebro.

Años más tarde, en 2005, los noruegos May-Britt Fosnavag y Edvard Moser (el quinto matrimonio que recibe un Premio Nobel desde que los Curie fueron galardonados en 1903 con el Nobel de Física)descubrieron que había otra pieza clave en el mapa de navegación que da información de nuestra posición. En este mecanismo neurológico también desempeñaban una importante función las células grid (o de red), que están implicadas en un posicionamiento y localización más detallado en el espacio y que nos permiten navegar a través de un entorno complejo sin desorientarnos. En definitiva, remarca Juan Lerma, director del Instituto de Neurociencias de Alicante, "dos hallazgos que representan una especie de mapa tridimensional por el que sabemos dónde nos encontramos".

Lerma también coincidió con el matrimonio en el seminario de Alicante. "Esta pareja tiene perfiles muy complementarios". La neurociencia, explica el experto, "es una actividad transdisciplinar y, en este sentido, la asociación psicóloga y fisiólogo es complementaria".

El investigador español Maravall tiene una percepción de la pareja muy similar. "Son muy amables y sociales, sobre todo ella. Él es un poco más serio. Los dos son muy cordiales y tienen gran capacidad de escuchar e interactuar [...] Han viajado por todo el mundo para dar charlas a las que les invitaban". Al fin y a cabo, puntualiza Lerma, "este campo de la investigación relacionado con las bases celulares de la memoria es muy mediático".

Según Maravall, el matrimonio "ha creado un grupo muy grande de investigadores, muchos de ellos jóvenes. Su centro está muy bien financiado y esto les va a permitir avanzar mucho en la investigación para entender cómo el cerebro hace para que al recibir una información visual o táctil se forme un mapa mental que nos ubique".

Los estudios de estos tres pioneros de la neurociencia se llevaron a cabo sobre todo en ratones. Trabajos recientes con pacientes sometidos a técnicas neuroquirúrgicas han permitido demostrar que el ser humano también dispone de esta compleja interconexión neuronal entre las células de lugar y las células de red que le permite relacionarse y moverse a través de un espacio físico.

Aquí en España, expone Lerma, "estamos registrando la actividad cerebral de las células del hipocampo en relación con problemas como la esquizofrenia y el autismo y en cómo esas funciones básicas del cerebro relacionadas con la representación cognitiva del espacio están alteradas en enfermedades como el Alzheimer y otras demencias".

Como apunta Féliz Hernández, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, "este premio pone de relevancia la conexión entre la corteza entorrinal (las células grid) y el hipocampo. Es interesante porque estas dos estructuras son las primeras que se degeneran en el Alzheimer y es cuando empiezan los problemas de memoria (hasta que no se encuentra implicado el resto del cerebro no comienzan los problemas funcionales)".

En palabras de Julio Artieda, catedrático de Neurofisiología del CIMA, en el laboratorio de Neurofisiología de Sistemas del CIMA de la Universidad de Navarra "estamos investigando cómo los distintos ritmos y descargas de las células de posición en el hipocampo se alteran en la enfermedad de Alzheimer. Para ello registramos ratones transgénicos que padecen enfermedad de Alzheimer y analizamos cómo se alteran la pérdida de la memoria espacial y estas neuronas en esta devastadora enfermedad".

Tanto Artieda como el profesor Hernández subrayan que los estudios del 0'Keefe y el matrimonio Moser "son muy importantes". Los tres son admirables, aseguran los expertos consultados. Concretamente, la pareja Moser leyó su tesis en 1995. "Eran muy jóvenes (él tenía 33 años y ella 32) y eso en nuestro campo es muy difícil".

Fuente: elmundo.es

Con la colaboración de