El agua ha emborronado los nombres de algunos de los artistas que ayer exponían sus obras en la fiesta organizada por la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer de Ibiza y Formentera (Afaef) en el recinto ferial. Ya no están y las letras difuminadas parecen una metáfora de su cabeza antes de irse. Sus dibujos aparecen junto a los paisajes africanos de sor Magdalena, la manzana sobre el horizonte de Pepita y la casa, el árbol y el perro que Maite ha pintado una y otra vez en los talleres de la asociación.
La presidenta de la asociación, Rosa Sánchez, explica la historia de cada uno de los dibujos en una pausa del ajetreo de la mañana. Los niños disfrutan en los castillos hinchables y a pesar de que el recinto acaba de abrir sus puertas ya hay cerca de 300 personas agolpadas en el escenario para ver las primeras actuaciones de la jornada. Las voluntarias (casi todas son mujeres) atienden el bar, el puesto de lotería y venden boletos para la rifa, camisetas, pasteles y camisetas como las que llevan puestas. «Simboliza lo que es la enfermedad», comenta la presidenta. «La cabeza del afectado deshecha como un puzle y la mano, que somos nosotros, intentando recomponer las piezas», explica antes de volver a controlar la zona habilitada como comedor para 700 personas.
Toni Margalit, Pep Esidro, Vicent des Ferrer y Pep Xiquiu también están en plena faena detrás del escenario preparando el arroz de matanzas. En una enorme paella remueven la carne con espumaderas del tamaño de remos. Han preparado 75 kilos de cerdo, 75 de pollo, ocho gallinas, 25 kilos de setas, un cubo de tomate y 110 kilos de arroz. «El secreto está en dejarlo un poco entero para que cuando llegue a la mesa esté bien. Eso, o tener muchísimos camareros que lo sirvan en un momento», comenta Toni sonriente. Los cuatro se van turnando para poder cocinar y ver alguna de las actuaciones.
No todos los que acuden al recinto se quedan a comer. Algunos sólo están de paso y aprovechan para tomarse una cervecita y una tapa (todo por dos euros) mientras sus hijos se divierten. Rosa Sánchez está contenta. Sin esperarlo se ha encontrado con dos voluntarias más. Dos madres de alumnos del Budoka que habían ido a participar en la exhibición no han dudado en ponerse una camiseta y hacerse cargo de los niños que saltan y juegan en los castillos hinchables.
Algunos aprovechan para vacunarse contra la gripe en un momento. Sin tener que pasar por el centro de salud, ni hacer colas, ni tener que esperar. Otros, fanáticos del azar, no se resisten a comprar lotería de Sort. Los niños se divierten haciendo que la bruja del puesto ría y patalee. Cuando calla vuelven a dar una palmada para que se ponga en marcha de nuevo. Cerca de las dos apenas se puede aparcar junto al recinto ferial y todos comienzan a pensar dónde sentarse a pesar de que todavía falta más de media hora para que los cocineros se quiten el delantal y dejen de remar en el arroz. «Hoy dormiremos a gusto», comentan relajando los brazos.
Fuente: diariodeibiza.es