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Un tercio de cuidadores de pacientes con demencia no pide ayuda ni la acepta

Se trata de una realidad con la que muchas familias se encuentran a diario. Uno de sus miembros enferma de demencia -el alzhéimer suele ser el tipo más frecuente- y la persona más cercana se ocupa de su cuidado hasta la extenuación sin dejar que nadie más colabore. La médica de Atención Primaria Belén Angulo asegura que hasta un tercio de los cuidadores no tiene ningún tipo de ayuda pero es que ni la solicita ni la acepta: «Esto se debe a factores sociales y culturales que impiden plantearse los cuidados de otra forma porque  quienes les presta considera que tiene que ocuparse de todas las atenciones del enfermo y personalmente». Esto provoca que dejen su salud en segundo plano con consecuencias adversas tanto para él como para el enfermo aquejado de demencia.
Estas son algunas de las conclusiones de la tesis doctoral que Angulo leyó ayer en la Universidad de Burgos. El trabajo lleva por título Estudio de la sobrecarga en cuidadores de enfermos con demencia y ha sido dirigido por Jerónimo González y Josefa González.  En él, Angulo ha echado mano de sus conocimientos prácticos tras más de 25 años de ejercicio de la medicina de Familia y Comunitaria, de algunas experiencias docentes y de otras de coordinación con los servicios sociales.
El trabajo ha analizado 173 casos de personas cuidadoras de enfermos con demencia del medio rural y del urbano, entre los que hay quienes utilizan los servicios de una asociación de familiares y quienes cuidan al paciente exclusivamente con sus propios recursos. «El 80% son atendidos en sus domicilios por un cuidador familiar que cuando llega a sufrir sobrecarga intensa puede enfermar, tanto desde el punto de vista físico como psíquico y ello provoca que preste cuidados de peor calidad al enfermo, le lleva a claudicar y se produzca un internamiento precoz del paciente», explicó.
Los cuidadores se ocupan poco de su salud, tienden a la automedicación y no consultan sus patologías; son ‘pacientes ocultos’, según les denomina la doctora Angulo, que suelen sufrir ansiedad, patologías digestivas y osteomusculares e incluso una disminución de la inmunidad. «Está demostrado que cuando tienen una sobrecarga muy intensa tienen más enfermedades físicas y psíquicas, menos calidad de vida y más riesgo de muerte. Se trata de un tipo de pacientes ignorados por el sistema de salud, por sus propias familias y por ellos mismos».
El del cuidado de la demencia es un mundo de mujeres. Más del 70% de quienes se encargan de un paciente de alzhéimer lo son aunque, según ha detectado Belén Angulo, es cada vez más frecuente que los varones -cónyuges- se ocupen de sus esposas cuando caen enfermas. «En los años 90 no pasaba del 15% de los hombres que se ocupaban de cuidar, ahora andamos sobre el 30%. En cualquier caso, estas mujeres que se dedican exclusivamente a cuidar sin desempeñar otro trabajo fuera de casa a un paciente con la enfermedad muy avanzada y pocas ayudas familiares o contratadas están sometidas a niveles muy altos de carga», subrayó.
Belén Angulo destacó que su investigación ha sido posible gracias a la participación de la consulta del neurólogo Miguel Goñi, del Hospital Universitario de Burgos (HUBU), y a las asociaciones de familiares de enfermos  de Burgos, Salas de los Infantes y Miranda de Ebro. En el año 2009, una investigación de Angulo y Goñi financiada por la Junta y a propósito, también, de la sobrecarga de los cuidadores de pacientes con demencia fue premiada por la Sociedad de Medicina General y de Familia.

Con la colaboración de