El consumo moderado de alcohol, preferentemente vino por su alto contenido en resveratrol y otras sustancias fenólicas, disminuye el riesgo de sufrir cuadros depresivos. Los efectos preventivos de estas bebidas para los problemas relacionados con la salud mental son similares a los observados en las enfermedades coronarias, según se apunta en el estudio Alcohol intake, wine consumption and the development of depression, publicado en la revista BMC Medicine y coordinado por el científico español de la Universidad de Navarra Miguel A. Martínez-González.
Los beneficios del vino, ya sea blanco o tinto, se asocian a un consumo estimado de entre dos y siete copas por semana. En cambio, si se consume en exceso tiene justo el efecto contrario. Los resultados se obtuvieron tras analizar la evolución durante siete años de 5.505 participantes con edades comprendidas entre los 55 y los 80 años, quienes “mostraron una asociación inversa entre los niveles bajos y moderados de alcohol y la depresión”, según explica el catedrático de la Unav.
La asociación entre la ingesta de vino y el buen estado de ánimo tuvo resultados positivos incluso en las personas que presentaban factores de riesgo relacionados con los hábitos y estilos de vida, como el tabaquismo, la dieta o el estado civil (cuyos beneficios para la salud han sido documentados en una extensa bibliografía científica).
La mejor medicina preventiva...
Los efectos terapéuticos de los polifenoles y el resveratrol presentes en el vino, ya habían sido reconocidos en otros estudios previos. Uno de ellos, publicado en el Journal of Biological Chemistry por investigadores de la Universidad de Leeds (Reino Unido), concluyó que puede interrumpir de forma decisiva el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Principalmente, por “su función antiinflamatoria y antioxidante, que podrían tener efectos protectores sobre ciertas áreas del cerebro”, matiza Martínez-González.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard publicó el pasado año otro estudio en el que se concluía que el consumo moderado de alcohol era beneficioso para las mujeres de mediana edad, tanto para evitar trastornos de salud asociados con la vejez, como enfermedades coronarias. Para llegar a estos resultados se analizaron las condiciones físicas de 120.000 enfermeras de 50 años y se compararon con sus informes clínicos cuando cumplieron 70 años, concluyendo que las participantes que habían bebido diariamente lo equivalente a unas dos copas de vino diarias tenían un 28% menos de problemas de salud que las que no habían bebido.
eX03menos para el cáncer
Como suele ocurrir con una multitud de alimentos o bebidas, los que son buenos para una cosa pueden ser perjudiciales para otra. En el caso del vino se sigue esta máxima, pues según un informe publicado en la revista Annals of Oncology, los bebedores también están expuestos a serios riesgos para la salud, aunque sean esporádicos y lo hagan de forma moderada. Según dichos resultados, elaborados a partir del análisis de los datos aportados por más de 200 investigaciones oncológicas, la ingesta de una sola copa de vino al día (sobre 250 mililitros) u otra bebida con poca graduación alcohólica, como es el caso de la cerveza, triplica las posibilidades de contraer cáncer de faringe, esófago, mama y boca.
El riesgo de contraer cáncer no varía según el tipo de bebida consumida habitualmente. El estudio tampoco encontró diferentes efectos entre el vino tinto y el blanco, aunque algunas investigaciones previas sí habían encontrado que el tinto es más cardioprotector que el blanco.
Los resultados ofrecen nuevas oportunidades para el desarrollo de fármacos para tratar las enfermedades mentales, pero sobre todo para prevenirlas. Una posibilidad que se presente en un contexto en el que los casos de depresión en España se han disparado en casi un 20% desde el inicio de la crisis económica, según la cifra dada a conocer en el V Congreso Catalán de Salud Mental, celebrado el pasado mes de junio, apoyándose en un estudio de los profesores de la Universidad de Oxford David Stuckler y Sanjay Basu.
Atendiendo a las investigaciones de estos expertos, uno de cada tres varones que pierden el empleo presenta síntomas depresivos, por lo que la incidencia de esta enfermedad en la sociedad española podría seguir creciendo si se siguen destruyendo puestos de trabajo. Una tendencia que también se refleja en el aumento de las prescripciones médicas de antidepresivos, a razón de un 10% más cada dos años.
Fuente: elconfidencial.com