Aragón es una de las comunidades líderes en la lucha contra el Alzheimer, una enfermedad degenerativa que afecta a unas 800.000 personas en España, a uno de cada diez mayores de 65 años. En Aragón, más de 31.000 personas padecen esta grave patología, que, por el momento, no tiene cura.
Precisamente en encontrar una cura trabajan desde hace años el doctor aragonés Manuel Sarasa y su equipo. Ellos han sido los encargados de desarrollar la primera vacuna contra esta enfermedad que ya se está testando en humanos.
Es la primera vez que una vacuna contra el Alzheimer alcanza esta fase de desarrollo. Los expertos coinciden en señalar que la enfermedad no se curará únicamente con una vacuna. pero este nuevo paso es una esperanza más de cara a la futura lucha contra una enfermedad, que cada vez afecta a más personas.
De momento, el doctor Sarasa y su equipo continúan con los avances y lo hacen en la empresa aragonesa Araclon Biotech, que ha estrenado nuevas instalaciones. Aquí ya se han comenzado las pruebas con los primeros cinco pacientes y sin que se detecte, de momento, «ningún efecto adverso».
Tras la exitosa fase de experimentación animal, la Agencia Española del Medicamento autorizó en septiembre de 2013 las pruebas en personas. En esta nueva fase, de carácter muy preliminar, se evalúa especialmente la tolerancia y la seguridad de la vacuna «ABvac40» en enfermos con Alzheimer leve o moderado, si bien no se analiza su efectividad.
Su desarrollo se basa en la inmunización contra el beta-amiloide y se trata de una innovadora inmunoterapia activa específica frente a las proteínas beta-amiloides 40 y 42, utilizando la parte C-terminal de estas proteínas.
Según explica el investigador aragonés, Manuel Sarasa, los resultados de esta fase «no los sabremos hasta el año que viene, cuando hayan pasado todos los pacientes. Ahora lo único que sabemos es que no ha habido ningún efecto adverso, que es lo importante», pero se desconocen otros detalles de las pruebas. Una vez que se conozcan los resultados se iniciará una segunda fase, para analizar su funcionamiento, «si se ha estimulado el sistema inmunitario» de los pacientes o no, y aplicar distintas dosis, si bien «eso lo sabremos en año y medio», señala.
Sarasa explica que en las siguientes fases «lo ideal» es probar la vacuna en personas asintomáticas, para lograr un efecto preventivo, ya que «no creo que pueda ser curable, pero para que sea preventivo habrá que hacer los protocolos adecuados». Aún así, todavía queda un largo camino por recorrer. «Ya me gustaría poder decir una fecha» en la que sus investigaciones lleguen a buen término, «pero no se sabe, la fase I normalmente dura no menos de un año; la II, no menos de dos; y la fase III, no menos de tres, luego llega el registro» del producto, «pero encima si queremos hacerlo preventivo» los trabajos aún se prolongarán más, es una cuestión «muy complicada, delicada», explica.
De momento, él y su equipo seguirán trabajando. Lo harán en las nuevas instalaciones de Araclon Biotech que se han inaugurado en Zaragoza. Ocupan una superficie de 1.500 metros cuadrados y albergan, entre otros, un importante laboratorio distribuido en tres espacios: una sala de microscopia y biología molecular, una de espectrometría de masas y otra dedicada a inmunología y cultivo celular. También cuentan con avanzada tecnología, como uno de los espectrómetros de masas más sensibles y potentes instalados en Europa y un sintetizador de péptidos de última generación, además de modernos equipos para realizar cultivos celulares y personal altamente cualificado. De la treintena de personas que trabajan en Araclon el 80 por ciento son investigadores.
Mucho por investigar
Los proyectos de investigación de Araclon forman parte de la estrategia global de investigación en Alzheimer que impulsa Grifols para abordar los tres principales campos de actuación: diagnóstico temprano, desarrollo de una vacuna como medida profiláctica y nuevos tratamientos para ralentizar su evolución.
Araclon Biotech también trabaja, entre otros proyectos, en la validación de un kit de diagnóstico temprano de la enfermedad del Alzheimer, basado en la detección de las fracciones del péptido beta-amiloide 17, 40 y 42, las tres con mayor presencia en sangre, que podrían ser consideradas como potenciales biomarcadores para el diagnóstico preclínico de la enfermedad. Actualmente tiene en marcha diversos estudios, en colaboración con grupos de investigación de todo el mundo, en los que participan más de mil individuos con el objetivo de disponer de datos que permitan validar los kits.
Además, la compañía Grifols