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Una firma aprovecha la caída del 'modelo Cotino' para montar otro 'monopolio' en las residencias

  • Una de las empresas beneficiadas por Cotino recibe todos los concursos del último año

  • Los centros de Torrente, Segorbe, Albocácer, Picassent, Elda han ido a parar a La Saleta

Una nueva amenaza se cierne sobre el sector de las residencias. Cuando todavía se desconoce cómo se repartirán las casi 4.000 plazas de las que se han beneficiado durante los últimos años los geriátricos del 'modelo Cotino', otro grupo intenta crear un 'monopolio' con la intención de asumir todos los centros de titularidad pública que gestiona la Conselleria de Bienestar Social.

La fórmula de la adjudicación de estos centros propicia que se monopolice el sector como prueba que todas las residencias que han salido a licitación en lo que va de año sólo han podido adjudicarse a un único operador. El problema se halla en que el resto de empresas no puede entrar a competir en condiciones de operatividad normales.

Todas las adjudicaciones de centros públicos que ha realizado Bienestar Social durante el último año se han concedido a la misma operadora: Geroresidencias (Grupo La Saleta) que, curiosamente, ha sido una de las empresas privilegiadas por el modelo que impulsó el presidente de las Cortes, Juan Cotino, con el plan de accesibilidad social y que ahora sufre el desmantelamiento del contrato en base a irregularidades detectadas por el gabinete jurídico de la Generalitat en el procedimiento de contratación -se debe tener en cuenta que los geriátricos de su sobrino Vicente Cotino y del empresario Enrique fueron los grandes favorecidos-.

Las adjudicaciones que han llamado estrepitosamente la atención han sido de centros como la residencia para mayores dependientes y centro de día de Torrente o la residencia para mayores dependientes y centro de día Segorbe (ambas adjudicadas por haber aplicado unas bajadas de un 14,30%, cifra inasumible por cualquier operador del sector).

Algo parecido ocurre con el Centro de Atención Especializada para personas con Discapacidad Intelectual de Picassent (bajada del 11%) o el Centro Específico de Enfermos Mentales de Albocácer (bajada del 6%), que se adjudicaron a La Saleta dándole una valoración de la parte técnica superior a la de otros operadores con mucha más experiencia en discapacidad. También ha ocurrido algo similar con el Centro de día de Alzheimer de Elda (adjudicada al mismo grupo con una bajada del 13%).

Los últimos cinco centros se han adjudicado basándose únicamente en un criterio económico y a un precio que el resto de operadores del sector no ha podido entrar. Las bajadas extremas, en algunos casos hasta del 14,30 % pero que incluso ha llegado a superar el 48 % una vez descontados los gastos de personal, se han dado concretamente en las residencias de Segorbe y Torrente.

Todo este nuevo escenario ha generado gran malestar entre el sector. No en vano, es sobradamente conocida la estrecha relación del grupo La Saleta con el personal de la Administración pública. La Saleta incorporó en el año 2006 a su equipo de dirección a Mary Martínez, la que hasta ese momento había sido jefa de Programas Sociosanitarios de la Dirección General de Servicios Sociales de la Generalitat. Ésta responsable de la Conselleria fue fichada como directora técnica por el Grupo La Saleta, un puesto que sigue ocupando a día de hoy y que indudablemente la relaciona con el equipo técnico de Bienestar Social, que sigue siendo el mismo, y al que el propio Cotino aludió cuando se le acusaba de coaccionar a los trabajadores de la Dependencia al escuchar las pinchazos del 'caso Brugal'.

Las últimas fórmulas de adjudicación están provocando la salida de grandes operadores del sector como Clece, Gesmed, El Castillo, Gerocleop o Grupo Palma y la concentración en un único operador que se beneficiaría, por segunda vez, de las políticas sociales del gobierno valenciano.

El Grupo La Saleta fue uno de los beneficiarios en el reparto del modelo que impulsó Cotino y que ahora, gracias a los márgenes obtenidos por éste, puede permitirse acceder a unas bajadas de precios que en condiciones habituales de funcionamiento llevarían a cualquier empresa a pérdidas o, lo que es peor, a poner en riesgo la calidad de los servicios prestados por los usuarios.

Fuente: elmundo.es

Con la colaboración de