La Sociedad Española de Medicina Nuclear e Imagen Molecular ha publicado una guía sobre los biomarcadores de imagen PET (Tomografía por Emisión de Positrones) claves para la detección precoz de la enfermedad de Alzheimer, que afecta a unas 800.000 personas en España.
La publicación del documento, dirigido a profesionales sanitarios, se centra en esta técnica de imagen que permite obtener un diagnóstico precoz y fiable de esta enfermedad neurodegenerativa.
En el trabajo han participado expertos de la Clínica Universidad de Navarra, el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, el Hospital de la Santa Creu y San Pau, el Hospital Clinic i Universitari y la Fundación Pasqual Maragall de Barcelona, el Hospital San Pedro y Centro de Investigación Biomédica de La Rioja, y el Centro de Investigación y Terapias Avanzadas de San Sebastián.
El PET consiste en inyectar al paciente un radiofármaco específico (biomarcador) que posibilita a los especialistas la visualización a través del tomógrafo de imágenes de determinadas alteraciones moleculares, en este caso, en el cerebro del paciente.
De este modo, los facultativos pueden observar la disfunción neuronal (PET-FDG) y el depósito de proteína beta amiloide (PET-amiloide), aspectos característicos de la enfermedad de Alzheimer que permiten "la oportunidad de aplicar los nuevos criterios de detección temprana en su práctica clínica".
Así lo indica el grupo de expertos que ha elaborado un documento de consenso con recomendaciones para la utilización de biomarcadores de imagen PET en el diagnóstico de las enfermedades neurodegenerativas que cursan con demencia.
Además de la Clínica Universidad de Navarra, también han participado expertos del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, el Hospital de la Santa Creu y San Pau, el Hospital Clinic i Universitari y Fundación Pasqual Maragall de Barcelona, el Hospital San Pedro y Centro de Investigación Biomédica de La Rioja, el Centro de Investigación y Terapias Avanzadas de San Sebastián.
Actualmente se contemplan dos tipos de biomarcadores, los de origen estructural Tomografía Computerizada (TAC) o resonancia magnética (RM), que según advierten los autores "puede considerarse la primera técnica que se debe realizar a los pacientes con deterioro cognitivo, ya que permite descartar causas secundarias (vascular, tumoral, etcétera)".
Pero la sensibilidad para diagnosticar las fases iniciales de la enfermedad de Alzheimer se consigue, especialmente, con la valoración de la lesión neuronal mediante radiofármacos PET-FDG y, de forma complementaria, con la observación del depósito de amiloide, mediante PET-amiloide.
LIMITARLA A DETERMINADOS PACIENTES
Así, el trabajo subraya que "la clave" para que ambos tipos de biomarcadores de imagen PET tengan un impacto sustancial sobre la práctica clínica radica en "limitar su empleo a pacientes cuyo perfil cognitivo haya sido adecuadamente caracterizado".
En este sentido, aconsejan que el estudio PET de un paciente se solicite cuando se prevea que la información que puede aportar "vaya a modificar la certeza diagnóstica y, por tanto, a facilitar el manejo del paciente".
De este modo, destacan, "se podrían evitar tratamientos inútiles, costosos y potencialmente dañinos", además de largos peregrinajes por diferentes consultas. "Facilitaríamos al paciente el acceso a la atención adecuada y a la información necesaria sobre las causas y el pronóstico de su deterioro cognitivo", de modo que se posibilita la programación de su futuro próximo.
SABER QUÉ PACIENTES TIENEN MÁS RIESGO
Una de las ventajas del diagnóstico precoz es la predictiva, ha reconocido Mario Riverol, neurólogo de la Clínica Universidad de Navarra, ya que permite "saber qué pacientes con un deterioro cognitivo ligero tienen un riesgo aumentado de presentar demencia tipo Alzheimer y, por el contrario, quienes tienen un riesgo muy bajo".
Por otra parte, hay pacientes que presentan síntomas de demencia en los que pueden establecerse dudas diagnósticas respecto a qué tipo de demencia padece.
Esta prueba puede disipar dichas dudas, ofreciendo un diagnóstico más preciso. Además, el neurólogo indica que el tratamiento farmacológico temprano en pacientes con enfermedad de Alzheimer "ayuda a mejorar su evolución. A nivel cognitivo, estas terapias consiguen ralentizar la evolución de la enfermedad, en cuanto a mantener la estabilización cognitiva y la autonomía personal. A nivel conductual evitan la aparición de síntomas con elevada repercusión en su entorno más próximo, como es el familiar".
Entre estos síntomas figuran las ideas delirantes, la irritabilidad o la agresividad. pero Riverol reconoce que "hay evidencias claras de que comenzar el tratamiento de forma temprana es mejor, aporta más beneficios, que empezarlo más tarde".
Fuente: lainformacion.com