Las salas del centro Pepita Esperanza Llinares de Benidorm rebosan estos días color. Naranjas, amarillos, morados, azules y verdes se han apoderado de este espacio junto a trozos de goma eva, botes de pintura, madera, tubos de cartón, globos, pistolas de silicona caliente y papel triturado. Son los materiales que en menos de un mes saldrán a la calle para convertirse en el símbolo más importante de una de las fiestas con más solera de la provincia: las Hogueras de San Juan.
Y lo harán gracias al esfuerzo de una treintena de usuarios de tres asociaciones de personas con discapacidad de Benidorm y comarca –la de enfermos mentales AFEM-Marina Baixa, la de enfermos de alzheimer AFA-Marina Baixa, y la de discapacitados físicos e intelectuales Asmibe–, que se han unido en un mismo reto: construir desde cero y con sus propias manos la hoguera infantil que este año plantará la comisión de La Cala.
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