"Muchas veces pienso dónde está el límite del sufrimiento". Son las primera palabras con las que empieza el libro Mari Pepa, Historia de una mujer, Historia de una presidienta, Historia de una asociación, a las que ayer se refirió su presentador, Francisco Carrillo, para condensar en una idea la clave de esta obra, "cómo un sentimiento de dolor se convierte en fuente de consuelo para los demás". La clave, también, de la historia de Mari Pepa Rodríguez Castañeda, presidenta de la Asociación de Familiares de Enfermos Alzheimer Afa Vitae, y de su lucha por poner en marcha la entidad y sus conquistas posteriores, la unidad de estancia diurna primero y la actual residencia de Camposoto después. Miguel Ángel García Colorado, el autor, pretendía con estas páginas impregnadas de la esencia de Mari Pepa "hacer justicia", "que se conociera a la persona que no conocen los demás", a la mujer que hay detrás de esta obra, de esta labor de ayuda a pacientes y a familiares.
Roberto, Nai, Alberto y Miguel Ángel siguen trabajando para la asociación desde sus orígenes, antes de que ésta fuera. Son los nombres que formaban el primer equipo en el que Mari Pepa se apoyó para convertir un sueño en realidad. "Vinieron a la habitación que ocupábamos hace diez, doce años, y con el tiempo y el trabajo estamos donde estamos", rememora. "Y seguimos con las mismas ideas", asegura. Habla en plural, a pesar de ser un momento de homenaje para ella, porque, insiste en varias ocasiones, "la asociación es una obra de todos, de un equipo". Por eso, sin dudar, destaca la labor luchadora de su junta directiva, del equipo médico y, por supuesto, del personal. También de los familiares: "Este edificio [la residencia] está hecho con granitos de todo el mundo".
Pero, igual que el libro de Miguel Ángel García, la asociación Afa Vitae guarda en su evolución la esencia de Mari Pepa Rodríguez. La de su experiencia como familiar de enfermo: su madre y su marido. La de su tesón por amparar a las familias en su sufrimiento. "Recuerdo la primera reunión con tres o cuatro familias en un restaurante de la plaza del Carmen", apunta, sin poder ocultar la emoción que le produce esta situación. "Cada vez que leo el libro no puedo evitar llorar", por los recuerdos que le vienen a la cabeza. Momentos difíciles en ese andar continuo para seguir adelante, avanzar en un camino de obstáculos y de puertas cerradas por abrir. "Cada marzo digo que me voy, por las noches, pienso en tirar la toalla. Pero, por las mañanas pienso a quién voy con la escopeta para conseguir que esto siga para adelante", confiesa.
"Es una mujer que ha vivido muchos avatares, desde que comenzó a reunirse en la Cruz Roja hasta ahora. En este tiempo ha dado pasos grandes, ha vivido mucho, también luchado". Son las palabras de la delegada general del Área de la Familia, María José de Alba, amiga de la homenajeada, con la que compartió muchos momentos cuando trabajaba en la radio, "donde yo ponía a todo el mundo a parir", se rio la presidenta de Afa Vitae. Mari Pepa, aseguró, ha sabido contagiar a los demás una forma de hacer, de cumplir esta labor de atención, "siempre con corazón".
"Había que hacer justicia. De mil cosas que se hacen bien, sólo se resalta la mala y había que reconocer este trabajo", explica Miguel Ángel García Colorado. Pero no era ése su último fin, sino mostrar a la persona, a la mujer, la que sufre, la que saca el combustible todas las mañanas para llegar perfecta, la que se come el mundo. "Tampoco quería invadir su intimidad, pero su hermana, su familia, me han ayudado a descubrir ciertas cosas", comentó. "Es una mujer de una generación sometida a ser sólo esposa y madre, sin carrera universitaria, que está por encima de muchos hombres. Los resultados de lo que ha hecho son excelentes, pero más importante, imprescindibles".
Fuente: diariodecadiz.es