Los atentados del 11-M pusieron de manifiesto que algunas personas reaccionaban mucho mejor que otras ante un impacto tan traumático como fue la matanza de los trenes. Se habló entonces el concepto de resiliencia, la capacidad de los sujetos para sobreponerse a periodos de dolor emocional y traumas. Cuando un sujeto o grupo es capaz de hacerlo, se dice que tiene una resiliencia adecuada, y puede sobreponerse a contratiempos o incluso resultar fortalecido por los mismos. La psicóloga de la Asociación de Alzheimer de Zamora, María Rodríguez Poyo, es coautora de una investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, novedosa en España, cuya principal responsable es María Crespo, una de las pioneras en investigación sobre los cuidadores principales de enfermos de demencia o atención directa a personas mayores. «Las primeras investigaciones analizaron todo lo que era el síndrome del cuidador principal, del cuidador quemado... Nuestra relación se remonta a hace cuatro o cinco años y hemos colaborado con María Crespo en alguna otra investigación en relación a los cuidadores, cómo retoman la vida normal después de la pérdida del enfermo», relata María Rodríguez
«Toda la investigación que hay sobre cuidadores principales está centrada en analizar la parte negativa: hay un cuidado y hay situación de estrés, ansiedad, hay un consumo de fármacos?.Entonces se planteó la posibilidad de ver qué pasa con aquellos cuidadores que son resilientes y afrontan todo esto de una manera extraordinaria. Porque si sabemos que es así podemos entrenar en los programas de atención a familias el desarrollo de este tipo de recursos para poder afrontar todo esto mucho mejor». Se estudió a 53 cuidadores de distintas organizaciones, entre ellas el Centro de Alzheimer de Zamora. «Queríamos ver si había muchos cuidadores resilientes», es decir, capaces de sobreponerse a las dificultades del cuidado a enfermos con demencia. «Los resultados que afloraron, sobre todo fueron que normalmente los cuidadores tiene una resiliencia moderada, hay que ser prudentes porque la muestra tampoco es muy alta, y solamente un 24% fueron cuidadores altamente resilientes. Aspectos como los recursos económicos, el apoyo social, el grado de deterioro del enfermo o las características objetivas del cuidador son muy importantes para los niveles de resiliencia, pero lo que se detectó como más fundamental para todo eso eran los aspectos subjetivos, sobre todo las capacidades intrapsiquicas de las personas, es decir, el grado de autoestima que pueda tener el cuidador, si se centran en el problema y no en la emoción que eso provoca, el grado de eficacia, la capacidad de resolución de conflictos que tenga, la capacidad de aceptación, etcétera. Todo esto nos sirve, aunque es un estudio preliminar el poder ver posteriormente en trabajos de intervención para una buena evaluación de los recursos intrapsíquicos del cuidador y poder a partir de ahí empezar a entrenar en aspectos de este tipo y de alguna manera predecir como va a poder evolucionar». Rodríguez Poyo pone un ejemplo: «Yo tengo un problema, porque mi enfermo está alterado, está agresivo y me insulta. En vez de centrarme en que «me siento fatal porque me está insultando, cómo me dice esto a mí, que jamás me ha dicho esto», me centro en el problema que es «mi enfermo está alterado, tiene una alteración de conducta, cómo hago, con el especialista, para manejarlo». El enfoque es totalmente distinto».
Fuente: laopiniondezamora.es