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Unos 900 gallegos han dejado sus trabajos para atender a familiares dependientes

Hace unos ocho años que Dolores Rey, Loli, comenzó a hacerse cargo de su madre dependiente. Primero lo hizo después de que esta sufriera un infarto de miocardio en el 2010. Pero sus cuidados comenzaron a ser permanentes cuando comenzó a quedar atrapada bajo la sombra del alzhéimer en el 2015.

Trabaja en Navantia, con un horario de seis menos cuarto de la mañana a dos y media, aunque a veces se lleva trabajo para casa. Su marido también tiene un buen empleo. Además les han concedido plaza en el centro de día de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer de Ferrol (Afal). Entre sus sueldos, más la ayuda de jubilación de su madre, pueden pagar a una cuidadora externa que cubre las horas que ella está en el trabajo o las pocas que ella misma se toma para respirar porque, como le han aconsejado en Afal, «el cuidador tiene que cuidarse».

Para más información: La Voz de Galicia

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