Un grupo de investigadores de la Universidad George Mason, liderado por Dmitri Klimov, profesor asociado de biología computacional, desarrolla a día de hoy una de las múltiples investigaciones que, a lo largo de todo el mundo, intentan descubrir la causa de la enfermedad de Alzheimer. En su caso, han construido complejos modelos computerizados para estudiar el funcionamiento de las moléculas implicadas en la enfermedad: uno de los principales objetivos es estudiar la usualmente inocua proteína precursora amiloidea que resulta ser, sin embargo, el principal componente de las placas de amiloides que se forman en los cerebros de los pacientes de Alzheimer. “A pesar de todos los esfuerzos, aún no sabemos cómo se desarrolla esta enfermedad a nivel molecular”.
Pero las simulaciones pueden tardar meses o años, dada la limitada potencia de cálculo de que disponen (muchos servicios online tienen fondos de capital riesgo que pagan sus facturas de Amazon Web Services, pero los investigadores científicos no), así que equipo de Klimov empezó a colaborar con Parabon Computation en el proyecto “Computa contra la enfermedad de Alzheimer“, una plataforma de computación distribuida. Cualquiera puede instalar este software, que (al igual que un protector de pantalla) se ejecutará únicamente cuando la computadora esté inactiva.
Lo que puede lograr la computación distribuida
La computación distribuida es un modelo consistente en dividir un gran problema de cálculo en pequeñas tareas que requieran individualmente de poca potencia computacional, de forma que puedan ser resueltos en menos tiempo repartiendo el trabajo entre un gran número de dispositivos: los ordenadores de los voluntarios que instalan el software correspondiente a fin de donar esos ciclos de procesador que, de otra manera, se habrían desperdiciado.
En el caso concreto del proyecto “Computa contra la enfermedad de Alzheimer”, la aplicación nos da la posibilidad de contribuir a dos investigaciones (“Modelado de la citotoxicidad de los péptidos A