Romper las rutinas de las personas con alzhéimer puede provocar alteraciones en su comportamiento, su salud y su bienestar. Por eso, cuando llega el verano y el planteamiento del periodo vacacional, para muchas de estas familias que cuentan con una persona con la enfermedad de Alzheimer, tienen que pensar no solamente en organizar las vacaciones, sino en el cuidador y en cómo va a poder afectar al enfermo esta serie de cambios.
El cuidador principal, que debe disfrutar de tiempo para descansar y cuidarse a sí mismo. Y es por eso que en vacaciones, se debe llegar a un equilibrio entre el bienestar de la persona con alzhéimer, el de su cuidador principal y el del resto de la familia. Un equilibrio que, a veces, no es tan sencillo de conseguir.
Por ello, la Asociación de Familiares de Alzhéimer de Valencia (AFAV) mantuvo el Centro de Benicalap (Valencia) abierto el año pasado durante el mes de agosto, por primera vez, como experiencia piloto y tuvo tan buena acogida por las familias, que ahora ya se mantendrá siempre abierto en verano.
Sonia Sánchez, trabajadora social de AFAV, asegura que, en muchas ocasiones, «las vacaciones suponen un trastorno tanto para el enfermo como para las familias que cuentan con mayores cargas familiares, ya que los niños no van al colegio y el cuidador principal debe también tomarse un descanso. Por eso, hay familias que siguen necesitando traer a su familiar al centro en agosto».
Para más información: La Razón