Madrid, 1 may (EFE).- "Soy de Rentería", repite una y otra vez Josebe, que a sus 88 años olvida el presente pero habla con claridad de su pasado más lejano desde su vejez en Chile. Lo cuenta el cortometraje documental "Yo no soy de aquí", un estudio de "la pérdida de la memoria pero desde el recuerdo".
Así lo define la chilena Maite Alberdi que ha realizado este corto junto a la lituana Giedre Zickytè y que se proyecta mañana y el martes dentro del festival Documenta Madrid.
"Es una representación más nostálgica de personajes que están perdiendo la memoria y que están aislados de la sociedad", explica a Efe Alberdi, que considera este trabajo muy diferente a "La once". el documental sobre un grupo de ancianas que fue nominado este año al Goya a la mejor película iberoamericana.
En este caso se centra en el olvido y la perdida de memoria, explica la realizadora.
Un trabajo que surgió de un encargo del Festival CPH:DOX de cine documental de Copenhague, que unió a Alberdi y Zickytè, les dio dinero y les dejó que pusieran en pie la película que quisieran.
"A las dos nos interesaban la memoria y el alzheimer pero desde el recuerdo", precisa Alberdi. Querían centrase "en las cosas que nunca se te olvidan, como el lugar de origen" y por eso decidieron que el protagonista de su historia tenía que ser un emigrante.
Primero buscaron a alguno ruso para que Zuckyè pudiera entender el idioma, pero en Santiago, donde habían decidido rodar, no encontraron ninguno, así que buscaron otras nacionalidades hasta que dieron con Josebe Echaveguren, una anciana vasca que llegó a Chile con menos de 20 años.
Ahora, cuando la memoria del día a día le abandona, son sus recuerdos más lejanos los que están presentes en su memoria, y se obsesiona con su regreso a su Rentería natal y con conocer el origen vasco de sus compañeros de residencia.
"Me pareció políticamente interesante el equilibrio y la pasión con que defiende sus raíces, sus ideas y su pueblo, su personalidad única y al mismo tiempo el hecho de que fuera una representación idiosincrática de los inmigrantes vascos en Chile", resalta Alberdi.
Y todo ello en una microsociedad, la del asilo, que es bastante común en este tipo de instituciones.
Diez días de grabación fueron suficientes para grabar la rutina de esta mujer, sus comentarios repetitivos y su progresivo aislamiento de unos compañeros que ella cree que la rechazan por ser vasca.
Un rodaje que tenía la complicación de no poder establecer una relación normal y de confianza con la protagonista de la historia.
"Con ella todos los días eran un primer día, cada día teníamos que repetir todo, presentarnos cada vez", detalla la realizadora, que por eso decidió al final situar la cámara en un punto fijo, sin que Josebe fuera consciente, y "dejar que pasaran las cosas".
Y aunque hablaron con la familia, que les contó la vida de la anciana, Alberdi y Zuckyè optaron por contar la historia desde ella, con su imagen y sus escasos testimonios.
Planos fijos que marcan una distancia entre la protagonista y una cámara que se convierte en testigo casi invisible de la decadencia de la mujer pero también de cómo se aferra a sus recuerdos, en un desgarrador y a la vez tierno retrato del olvido y de una vejez inevitable.
Tras ganar el premio al mejor cortometraje del Festival Visions Du Réel de Nyon (Suiza), ahora llega a Madrid y en mayo se presentará en el Hot Docs de Toronto (Canadá).
Fuente: lavanguardia.com